¿Reconocer o no reconocer?

Nomografía

La semana pasada millones de estadounidenses participaron en el ejercicio democrático que determinará quien será su presidente por los siguientes cuatro años. Una vez cerradas las casillas, los resultados comenzaron a definir la contienda electoral y el candidato demócrata, Joe Biden, se perfiló como virtual ganador para la presidencia.

A pesar de ello, el gobierno mexicano ha mantenido distancia respecto del reconocimiento de los resultados hasta ahora publicados, poniendo en riesgo nuestra relación con un país que no solo es nuestro principal socio comercial, sino que también compartimos fronteras y enfrentamos diversos retos que nos ocupan por igual.

La elección presidencial en Estados Unidos plantea un hito en la definición de la agenda bilateral y multilateral que obedece a la búsqueda del mejor entendimiento de intereses ante un cambio de administración.

En este sentido, las relaciones de partido pasan a un segundo plano para dar pie a las políticas que serán adoptadas por el virtual presidente electo y que han abanderado su campaña electoral. Sin embargo, lo cierto es que el universo y la complejidad de nuestras relaciones son de tal magnitud que estará siempre sobre la mesa el diálogo en materia de comercio, cooperación en seguridad, educación, migración e integración fronteriza.

Por su parte, el diálogo de alto nivel es indispensable para el sostenimiento de relaciones migratorias que favorezcan la integración social y el pleno respeto de los derechos humanos. 

En este sentido, se estima que las personas de origen mexicano ascienden a 38.5 millones, representando más del 11% de la población estadounidense. Asimismo, la última década nos ha presentado nuevas tendencias migratorias, por un lado, la población estadounidense en México se ha más que duplicado, y los mexicanos que regresan al país han superado al número de connacionales que han migrado a los Estados Unidos. 

Adicionalmente, el retraso en el reconocimiento de Biden pone en riesgo una relación comercial dinámica y en crecimiento. Hoy México se ha convertido en el principal socio de los Estados Unidos concentrando el 14.1% de su comercio total. Lo anterior se traduce en el comercio de $1 millón de dólares cada minuto entre los dos países. En tales circunstancias, no puede pasar desapercibido que más de cinco millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con nuestro país, un incremento de más del 600 por ciento respecto de lo observado en 1993.

Bajo el mismo tenor, compartimos una de las fronteras más dinámicas del mundo que depende en gran medida de una relación bilateral sólida y de cooperación. Los más de 3 mil 100 kilómetros que la conforman son testigos del cruce de 1 millón de personas y más de 300,000 vehículos todos los días. Asimismo, si consideramos los seis estados mexicanos y 4 estadounidenses que la componen, su economía sería cuarta más grande del mundo.

Desde esta perspectiva, es indispensable procurar el establecimiento de relaciones de consolidación con los Estados Unidos que generen elementos de prosperidad compartida para ambas naciones. Los riesgos de demorar el reconocimiento de Biden son múltiples y de extrema relevancia por lo que se deberán generar espacios de diálogo que permitan dar plena vigencia y puntual cumplimiento al TMEC, garantizar la cooperación en materia de migración, seguridad y educación, y asegurar la integración social y económica de ambos lados de nuestra frontera.

CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA

@EMILIOSL

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