Elecciones en medio de la pandemia

Nomografía

A poco más de un año del reporte de los primeros casos confirmados de Covid-19 en México, y aunque el regreso a una relativa normalidad se ve cada vez más factible ante el avance de las campañas de vacunación en todo el mundo, vale la pena hacer un ejercicio de reflexión en torno al impacto y alcance de los cambios ocurridos en nuestro estilo de vida y cotidianidad en el marco del distanciamiento social, asumiendo que todo parece indicar que muchos de esos cambios llegaron para quedarse.

En tal escenario, la forma de hacer política en el ámbito público es una manifestación que no está exenta de dichos cambios. Por ello, los políticos de México y de todo el mundo han tenido que afrontar el reto de evolucionar y adecuar sus formas de acercamiento y comunicación hacia los ciudadanos, particularmente en el contexto de los procesos electorales que han tenido verificativo durante el último año. Al respecto, la referencia obligada habría de centrarse en los comicios presidenciales en Estados Unidos y las elecciones locales en Coahuila e Hidalgo.

En el caso de Estados Unidos se confrontaron dos visiones radicalmente distintas. Por un lado, el entonces presidente Donald Trump soslayó el impacto y la gravedad de la pandemia, y no reparó en realizar mítines multitudinarios que derivaron en la pérdida de vidas humanas. Un estudio de la Universidad de Stanford estima que los eventos del expresidente provocaron, directa o indirectamente, la muerte de más de 700 personas. Por el contrario, la campaña del presidente Biden optó por la responsabilidad y la prudencia política, al poner en práctica una estrategia de comunicación efectiva para acercarse a los electores sin poner en riesgo su salud.

En Hidalgo y Coahuila, los actores políticos y las autoridades lograron articular una estrategia integral que permitió darle buen cauce al proceso electoral, minimizando los riesgos de un incremento sustancial en los contagios de Covid-19, gracias al cumplimiento irrestricto de las disposiciones sanitarias.

Si bien tal experiencia en el ámbito local nos permite generar buenas expectativas en torno al desenlace del presente fenómeno electivo, surgen preocupaciones ancladas en la magnitud y coyuntura específica de un proceso electoral de alcance nacional. Lo anterior, considerando que luce complicado que las fuerzas políticas prioricen la implementación de campañas preponderantemente digitales, máxime que un gran segmento de la población se encuentra marginado en el acceso a dichos medios. Conforme a información del INEGI, sólo el 52.1% de los hogares de nuestro país cuenta con acceso a internet.

En tal escenario, el desarrollo del presente proceso electoral pondrá a prueba la capacidad, responsabilidad y prudencia de partidos, candidatos y autoridades electorales en la configuración y establecimiento de un espacio democrático que garantice el pleno ejercicio de los derechos políticos de la población, al tiempo de salvaguardar el derecho a la salud de los ciudadanos.

EMILIO SUÁREZ LICONA
CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
@EMILIOSL

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