“Chabelo”, sin olvidos

Historias que contar

El sábado pasado, víctima de complicaciones abdominales, murió a los 88 años uno de los íconos de la televisión mexicana, Xavier López, “Chabelo”. Nacido el 17 de febrero de 1935 en Chicago, Illinois, en donde permaneció alrededor de un año; con su familia se mudó a León, Guanajuato. Al cumplir 18 años regresó a su país natal para enlistarse en el ejército. Estuvo a nada de combatir en Corea, pero el conflicto se solucionó y se trasladó a la Ciudad de México.

La interesaba lo que se hacía en Televicentro, hoy Televisa, en donde empezó como asistente de producción. Ramiro Gamboa, “El tío Gamboín”, quien presentaba Carrusel Musical, le ayudó para debutar ante las cámaras. Pero antes de encontrar su real vocación, estudió medicina y ejerció breve tiempo esta carrera.

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Incursionó en su accionar profesional en radio, cine y televisión, en donde se hizo nacionalmente conocido por su programa dominical “En familia con Chabelo”, casi 48 años ininterrumpidos. Emisión irreprochable en el lenguaje y acciones, muy propia para menores de edad…y hasta los más grandecitos, por su tono festivo y muchas veces didáctico. Bien empleado al anunciarlo: “El Amigo de Todo los Niños”.

Sorprendía al presentarse con su verdadera voz, no la que moldeaba al cautivar con sus diálogos. En comparativo como de del día a la noche. Y no lo escondía.

En lo particular, desconocí que estuvo a punto de competir en lucha grecorromana en Helsinki 1985, pero se comentó entonces que no había recursos para costear su viaje. También gustaba del beisbol. Se publicaron varias imágenes portando diferentes uniformes. En balompié, confesó, lo sostuvo, era americanista fiel.

Se fue, pero alguien certero escribió: no será olvidado; no ocurrirá.

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La muerte de “El Chueco”

El 30 de julio del año pasado, José Noriel Portillo Gil, conocido como “El Chueco”, presuntamente victimó a los sacerdotes jesuitas, Javier Campos Morales, 78 años, y Joaquín César Mora Salazar, 80. También quitó la vida a un guía de turistas, Pedro Palma y al beisbolista Paúl Berre Berrelleza. Los hechos se registraron en la iglesia del pueblo llamado Cerocahui, municipio serrano de Urique, Chihuahua.

Según reporte, todo ocurrió muy rápido, y el inculpado escapó. Desde tiempo atrás, 2017, se le buscaba por acciones delictivas semejantes, aunque parecía que él conocía, utilizando la frase hecha, “como la palma de la mano”, esa gran extensión denominada Sierra Tarahumara, en donde, se presume, sabía en donde ocultarse.

Lo sorpresivo fue que a “El Chueco” lo encontraron muerto en un camino de terracería, en Picachos, municipio sinaloense. Se advertía que le habían disparado en la nuca, alrededor de su cuerpo contaron 16 cartuchos.

Diana Carolina Portillo, quien se identificó como su hermana, dio fe del cadáver, pero se estableció un tiempo para confirmarlo con pruebas de ADN, que según se estableció oficialmente, confirmaron que era Portillo Gil, citando además que había nacido en Batopilas, Chihuahua, y de ahí salió para residir en Bahuichivo, Urique.

No hubo de autoridades policiacas pistas para saber quien o quienes lo ultimaron, ni las causas, aunque si, al frente de una banda, se provocó que esta se desintegrara.

La Compañía de Jesús precisó que, aunque “El Chueco” ya no estará n activo, no significa que la región retome una apetecida tranquilidad, dejando claro que ellos, los jesuitas, seguirán en sus tareas en pro de que haya paz y justicia.

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