HUELLAS OMINOSAS

darDOS con garlito

Garlito

Ante el exceso de infraestructura urbana inservible, basureros que nunca funcionaron, espectaculares que se convirtieron en espacios poco utilizados, postes de luz olvidados de hace más de 30 años y el sorprendente número de semáforos, muestra de una falta de ingeniería vial y en general de una planeación inteligente de la ciudad; por motivos de administraciones neófitas unas, otras hábiles para el hurto y unas más que solo saciaron vicios y perversidades de quien hizo de la política una farándula y un gran desfalco, Pachuca vive una de sus peores escenografías de su historia, la contaminación visual es una de sus más graves características que gracias a los segundos pisos, podemos ver un poblado verdaderamente caótico.

Ya habíamos comentado que la ciudad tiene a la vista de todos, vestigios, fósiles, basura, de épocas pasadas, desde postes de luz y casetas telefónicas, hoy inservibles, señalamientos viales inoperantes, buzones del correo cuando nadie envía cartas, protecciones de herrería que son un estorbo para el ciudadano que camina y un mil de objetos que obstruyen el libre paso, pero también que muestra una ciudad, tierra de nadie, entre puestos, postes, semáforos y vialidades donde no hay paso para peatones, es el día a día de los pachuqueños que de medio de transporte tienen solo sus pies; y no conforme con una ciudad encima de otra, vienen las brillantes ideas de crear espacios supuestamente artísticos como la diosa de los vientos y otro de unas alas, frente al fraccionamiento C. Doria, que no solo es falto de todo, sino que es nefasto por su supuesto mensaje un tanto estrambótico, de alguien locuaz que al final de la historia dio el tiro de gracia a quien lo ungió; ¿esas obras serían creadas para el robo?

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Se dice que aquella persona que resalta mucho su trabajo e intenta opacar y minimizar a las otras con un hueco, “estamos haciendo historia”, que es muy distinto a transformar la Historia, sufre de grave falta de autoestima y probablemente tenga problemas con su identidad, pero la que es segura es aquella propuesta verdadera: el alabo en boca propia es vituperio, tuvimos casi cien años de vituperios; pocas son las muestras de ese egocentrismo que a la larga será negativo, el de colocar apellidos a todas las obras y quede perenne el paso de un mal gobernante, no ya con estatuas o monumentos en su honor, no, pero si inundar, acaparar todo espacio público para dejar el símbolo de una administración de resultados pésimos pero de desvió de fondos excelente, como afrenta a los honrados y a los ciudadanos, dejaron sus huellas ominosas e hicieron historia en falsedad y corrupción, esas sus verdaderas huellas.

Sin embargo, quien transforma la Historia no permite incluso que sea mencionado en textos al respecto y su paso es silencioso y discreto, casi imperceptible, ese deja más huella esta indeleble y a largo plazo; no es acto de justicia ni cacería de brujas, es un acto de moderación, de corrección ante un mal alumno siempre reprobado y una enseñanza de que no hay nadie más importante que el pueblo, en esta nuestra nueva etapa de México; la idealización, endiosamiento de algún político es generalmente de uno nefasto, en Hidalgo existió alguna vez la absurda actitud de que el gobernante en turno era el salvador, el estadista, el jefe máximo, hoy en decadencia uno en la cárcel, el otro en el umbral de su puerta, se limpia la ciudad de arcaicos mensajes subliminales que afean una ciudad de por si no tan bella como su sobrenombre.

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Excelente y esta sí visionaria idea la de desaparecer, de exterminar poco a poco, el abuso en el uso de las haches que de manera grosera y de un gusto deplorable, se colocaron en todas las obras del sexenio pasado, en todos y cada uno de los postes de luz, encima de otros con su hache, los pasos a desnivel, el puente atarantado, calles y toda obra o mensaje gubernamental, la hache fue el símbolo de una administración que pasó a la historia por su desfachatez y falta de respeto al pueblo; borrar toda huella ominosa de gobiernos nefastos es tarea de quien tiene que transformar a este estado y país y terminar para siempre la perpetuidad de pésimos políticos.

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días