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darDOS con garlito

Garlito

En el antiguo régimen, la obra pública que realizaban los gobiernos desde el federal hasta el más humilde municipal, toda ella llevaba apellidos del político constructor, con el fin de que el pueblo recordara insigne hombre y así perpetuarse; de aquella época las placas de metal con los nombres de todos los funcionarios involucrados, para ser colocados en una esquina discretamente o en ocasiones, grande para recordar fecha, aniversario y políticos que “regalan” a su pueblo, digamos monumentos, glorietas o instituciones; en Hidalgo se dice que un ejecutivo, hizo 84 estatuas con su rostro, colocadas en las cabeceras municipales, exceso y abuso y otro más cercano, tapizando con logotipos de su mala administración, para no olvidarla.

Predica en

La Bella Airosa, hoy repleta de una telaraña de vialidades, de pasos a desnivel, primeros y segundos pisos, de arterias y avenidas a contra flujo, una serie de excesos de semáforos ante falta de ingeniería vial, la absorción de los límites en la zona metropolitana de Pachuca, donde confluyen caóticamente los municipios de San Agustín Tlaxiaca, Zempoala y Mineral de la Reforma, con sus nuevos asentamientos humanos, colonias y fraccionamientos en otra red laberíntica de una mala planeación urbana; Pachuca y su zona metropolitana, la apretada y sofocante ciudad antigua, de calles angostas y banquetitas, la multitudinaria, moderna y diversa zona del sur, en toda está superficie urge un reordenamiento que puede comenzar por medio de nuevos reglamentos que regulen su crecimiento, contrarrestando contaminación visual y caótica urbanización.

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Dicho en este espacio y afortunadamente con visión futurista, ya está ante el Congreso del Estado, una iniciativa de ley, para unificar la imagen de las ciudades, ante el exceso de publicidad gubernamental o no, carencia en la identidad de comunidades y pueblos, así como abandono de espacios públicos y falta de mantenimiento urbanístico; en trasfondo es el objetivo de que sea la comunidad quien poco a poco se adueñe del espacio público y que la obra pública, esté exenta de apellidos de funcionarios, leyendas ideológicas y de supuestos políticos benefactores que en alguna etapa de la demagogia de la dictadura, se agradecía al supremo gobierno por tal o cual obra, como si hubiese sido designio divino y no resultado de una planeación; la Ley de Imagen Urbana para el Estado de Hidalgo pretende erradicar de un tajo y para siempre la imagen del político misántropo y resaltar la del eficaz servidor público.

El desierto

En la siempre aleccionadora colección de Los Supermachos, de Rius, don Perpetuo, político cacique a la usanza de los post revolucionarios, entre perros defensores del peso y líder eterno de los obreros, levantó una estatua de él mismo, dedicada al prócer, donde se efectuaban ceremonias, homenajes y mítines de su siguiente candidatura; reflejo del México absolutista de la dictadura de los años 40´s a los 70´s, el alabo a sí mismo era un apartado de los discursos y aceptar humildemente una placa, estatua o monumento en su honor, era la obra pública; la nueva ley que se pretende aprobar, también contempla poblaciones y ciudades, donde personas con capacidades diferentes, adultos mayores, mujeres embarazadas y todas las infancias, tengan un ambiente sano y de convivencia en asentamientos sustentables, modernos y eficientes, tener comunidades, pueblos y ciudades amigables, no páramos desolados.

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Con esta nueva legislatura, se busca que el pueblo, la ciudadanía participe en mejorar el ambiente y entorno vital, que sea el pueblo quien vaya diseñando una imagen agradable, funcional y ordenada, construir poblaciones atractivas, donde la misma estancia sana sea ya un progreso social y la felicidad un derecho; ya que estamos en tiempos de ordenamiento y de hacer cosas que otros olvidaban a 213 años del inicio de la Independencia, la tarea de los mexicanos bien nacidos, es seguir defendiendo esa independencia amenazada desde el primer minuto de aquel 27 de septiembre de 1821; Patria o Muerte.

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días