Semáforo naranja, nuevo llamado a la protección

Historias que contar

Desde el lunes pasado y hasta el 28 de este febrero, operará en Hidalgo el semáforo en color naranja, en lo que se entiende como mensaje de nueva oportunidad del gobierno estatal.

Salvo riesgos de que en el Día del Amor y la Amistad se hubieran registrado algunos desvíos en normas de prevención, se robustece, por nosotros mismos y todos los demás, de llevar a extremos los cuidados ante embates del Covid-19.

Cubrebocas, sana distancia, frecuente lavado de manos, aplicación insistida de gel protector y, asimismo, evitar ser parte de concentraciones.

Significa buen presagio de recuperación de comercios, restaurantes, tiendas departamentales y semejantes que para necesidades de los hogares son indispensables.

No se soslaya el llamado a permanecer más tiempo en casa, difícil de acatar para trabajadores en activo, porque de acuerdo con sus horarios salen transitoriamente de sus hogares.

Esto suma a quienes son parte de servicios públicos, sean de nivel estatal o municipal, y otros que prestan su concurso en actividades privadas.

Hidalgo, lamentable, ya excedió de los cinco mil decesos, aunque hay disminuciones en ocupación hospitalaria y contagios.

Aparte de dejar atrás el sombrío color rojo de alerta total, hay clima de sutil optimismo por nuevas dosis de vacunas, que incluirán a adultos mayores. En el estado hubo voz de arranque en tres municipios.

Puede esperarse, en un espíritu de humanas esperanzas, que se enfrentará así, de lleno, sin cuartel, a la pandemia.

En semanas pasadas se procedió a otorgar esta atención a quienes forman parte de la asistencia médica, pero sin llegar aún a cifras totales.

Primera etapa esta que se infiere está cercana a concluir. Hoy se arribará a otra fase del proceso inmunizante, que sí, cierto, se prolongará en venideros meses, pero en perspectivas de buen camino hacia apreciada rehabilitación.

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Lugo Verduzco y el futbol

En los primeros años de la década de los noventa, el reportero recibió un llamado telefónico del entonces gobernador del estado Adolfo Lugo Verduzco.

Lo que sí se puede precisar es que era sábado, ya aproximándose el atardecer.

El mandatario expresó que sería realidad en Pachuca un nuevo estadio de futbol. Dijo que ya se había hecho un recorrido por el terreno, ubicándolo en su mensaje.

Hasta entonces era vigente el estadio Revolución, con tradicionales encuentros balompédicos dominicales, a las 12 horas.

El anuncio del Ejecutivo se cumplimentó formalmente el 14 de febrero de 1993, hace 28 años.

En el juego inaugural participaron Pumas y Tuzos. El coso se llenó a toda su capacidad, entonces 25 mil espectadores.

Los visitantes ganaron 2 a 0; el primer gol, realmente histórico, fue obra de Jorge Santillana.

Fue efeméride tan importante como la que se acepta oficialmente del 1 de noviembre de 1892 en que se fundó el club Pachuca.

En el conjunto local ha habido presencia de múltiples entrenadores, entre ellos Enrique Meza, Javier Aguirre, Víctor Manuel Vucetich, Diego Alonso y Gabriel Caballero, entre otros.

A la distancia se perfilan igualmente jugadores trascendentes, prevaleciendo dos auténticos emblemáticos: Pablo Hernán Gómez y Miguel Calero.

El primero murió, con su esposa, en accidente automovilístico; el segundo, arquero de grandes vuelos, de una trombosis de la que no se pudo restablecer.

En el aspecto directivo fueron responsables del crecimiento deportivo Jesús Martínez y Andrés Fassi.

Lugo Verduzco, en improvisada charla, dijo que había sido jugador del  América. No ocultó sus gustos por la tauromaquia. Hoy cuenta con 87 años y continúa como ejemplo de corrección y modales de perfecto caballero.

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