Pachuca enfrenta una grave crisis ambiental

El Faro

Atrás quedaron los días en que el aire de Pachuca era la envidia de quienes visitaban la capital del estado.

Hace años, era normal observar desde el cerro del Cuixi o el de San Cristóbal una panorámica de la ciudad en donde era posible observar con transparencia sus edificios emblemáticos y en la lejanía se podían distinguir los llanos de Venta Prieta o los montículos denominados jales, por cierto, responsables también de la alta contaminación.

Era fácil distinguir incluso la pista del aeropuerto ubicado al sur de la capital hidalguense, hoy devorado por la mancha urbana y rodeado de colonias como Pitahayas, un fraccionamiento que se construyó en la primera década del siglo XXI y que detonó otros desarrollos en la zona que se han multiplicado como hongos.

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Hoy esos días quedaron atrás. Según la medición que lleva a cabo la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath), durante febrero Pachuca registró sólo tres días de buena calidad del aire.

A través de un trabajo periodístico de Nathali González, nos enteramos de que en febrero solo los días 6, 18 y 26 tuvimos en la capital bajas concentraciones de ozono.

Los restantes 26 días, los pachuqueños hicimos nuestras actividades en medio de registros de mala e incluso un día con extremadamente mala calidad del aire.

Conocida con el sobrenombre de la Bella Airosa, hoy el aire de Pachuca no es suficiente para dispersar y aclarar el aire turbio que respiramos. Hoy el viento juega en contra, pues levanta el polvo del suelo gravemente erosionado por la también aguda sequía que golpea a la ciudad.

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Quien visite hoy Pachuca, se encontrará con un aire enrarecido, e incluso será testigo de cómo se forman pequeños remolinos que levantan tierra, basura y otros elementos contaminantes a la atmósfera.

El cóctel contaminante hoy lo coronan las múltiples obras que se llevan a cabo en la ciudad, que no solo entorpecen el tránsito de automóviles, sino que también aportan toneladas de polvo a la atmósfera.

Por si fuera poco, en los alrededores de la ciudad, más precisamente en los municipios conurbados de Mineral de la Reforma, Epazoyucan y Zempoala, campesinos o dueños de terrenos baldíos queman yerba seca durante esta temporada del año, lo que abona aún más al deterioro ambiental.

Además, por increíble que parezca, en esos mismos municipios operan ladrilleras, que son fábricas de material de construcción que con métodos rústicos generan visibles columnas de humo, sin que haya alguna autoridad que supervise su operación.

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Al igual que trabajan minas a cielo abierto en los municipios de San Agustín Tlaxiaca y Zempoala, que todos los días dejan su huella en el contaminado cielo capitalino.

Pachuca vive una grave crisis ambiental que parece pasar inadvertida, no solo entre la sociedad, sino para las autoridades, que solo llevan el registro de la mala calidad del aire que respiramos, pero no llevan a cabo ningún programa o acción para mitigarla.

Adendum. El pasado 6 de marzo, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) informó en su boletín 041 que el exalcalde Eleazar G.S. fue sentenciado por la autoridad judicial al encontrarlo responsable de los delitos de peculado y uso ilícito de facultades y atribuciones, por lo cual recibió dos sentencias condenatorias: la primera de 10 meses y 20 días de prisión, y la otra de 3 años y cuatro meses de prisión. Lo que no informó la procuraduría fue que salió en libertad tras haber aceptado su responsabilidad y reparar el daño con 11 millones de pesos y la “transferencia de la propiedad de un predio”. ¿Ambigüedad para evitar críticas por la salida del exalcalde?

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Jorge Romero

Periodista con casi dos décadas de kilometraje. Interesado en hurgar las entrañas de la nueva anormalidad.
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