Las guerras intestinas de la 4T

El Faro

Si ya de por sí se veían turbias, las aguas en Morena lucen aún más enrarecidas en este momento del proceso con miras a las elecciones del 2 de junio.

Desde antes de que arrancara de manera formal, ya había signos de que la selección de candidaturas en el partido guinda no sería tersa. Pero una vez en marcha, las inconformidades han brotado por doquier y el líder estatal de ese partido, Marco Antonio Rico, no ha logrado, ni de lejos, abrir la puerta a la reconciliación.

El pasado martes Rico publicó una carta que en lugar de aclarar lo que ocurrió o al menos disminuir la tensión, atizó la animadversión entre los grupos morenistas inconformes con las candidaturas.

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Rico Mercado escribió en sus redes sociales que “no son las condiciones materiales las que reflejan las posibilidades políticas, son los actores, las clases, quienes con su actuar modifican esas condiciones”.

La frase, críptica, no deja otro camino que la interpretación. Cuando habla de “condiciones materiales”, ¿se refiere a las acusaciones de compra de voto? Luego, argumenta que “los actores” y “las clases” son quienes con su actuar “modifican esas condiciones”. Cuando dice actores, parece que se refiere a que los perfiles determinan sus posibilidades de ser candidatos, pero ¿a qué se refiere cuando habla de “las clases”? ¿A las clases sociales? ¿Quiere decir que en función a la clase a la que pertenezcas tienes o no posibilidades de lograr una candidatura?

Sobre los amagos de algunos morenistas de ejercer el “voto de castigo”, Rico al parecer quiso minimizar los posibles efectos pues consideró que la amenaza solo tendría efecto si los inconformes “superaran en condiciones materiales” a quienes llevaron a cabo las supuestas imposiciones.

Después recomienda construir “una alternativa”, y a continuación recuerda la salida de Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), precisando que el actual presidente no se fue por la imposición de una candidatura, sino “porque tenía la fuerza necesaria para construir y aglutinar un movimiento de transformación auténtica alrededor de un proyecto de Nación”.

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Es difícil saber si la carta abierta que publicó Rico el pasado 9 de abril tendrá algún efecto positivo entre los inconformes con la selección de candidaturas, pero mientras tanto, el dirigente ya tiene otro frente abierto qué atender.

Se trata de las diferencias con sus “aliados” a nivel nacional: los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), con quienes en el terreno local decidieron no ir ni a la esquina. Ahora sus exsocios se han convertido en los enemigos a vencer. 

Unas horas después de publicada la carta, el PT transmitió una conferencia llevada a cabo desde el recinto legislativo de San Lázaro, donde candidatas y candidatos petistas solicitaron al gobernador Julio Menchaca Salazar que «saque las manos» del proceso electoral local.

Desde la Cámara de Diputados federal, argumentaron que las y los aspirantes al Senado, diputaciones federales y locales, así como a presidencias municipales, han sido objeto de «represiones» por el presunto uso de “la procuración de justicia».

El mensaje fue dictado por la diputada federal Magdalena del Socorro Núñez Monreal, quien acusó que se busca «sacar del camino a aquellas candidatas y candidatos que tienen el respaldo de su pueblo» y advirtió que el grupo parlamentario del PT no dejaría pasar esas situaciones “como si no pasara nada”.

«Exigimos al gobierno del estado de Hidalgo que permita que el pueblo participe con toda libertad», recalcó la petista.

En Hidalgo la elección se volvió una guerra entre grupos antagónicos que pertenecen, al menos en teoría y a nivel nacional, a un mismo movimiento: la 4T creada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

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Jorge Romero

Periodista con casi dos décadas de kilometraje. Interesado en hurgar las entrañas de la nueva anormalidad.