Mueren el escritor Martin Amis y el músico Andy Rourke: la Cool Britania se desvanece

Circo Sónico

La sapiencia popular dice que las grandes figuras nunca se van solas, lo que es más, se afirma que parten de 3 en 3; al cierre de la escritura de esta columna apenas van dos… Andy Rourke, el bajista de la legendaria banda The Smiths -un mito musical en sí misma- y el escritor Martin Amis, a quien no cuesta mucho considerar un titán de la literatura.

Andy tenía 59 años y Martin, 73; ambos perdieron la batalla contra el cáncer y dejaron un legado imborrable en sus respectivas disciplinas. Sus muertes nos hacen pensar en la manera en cómo se va cerrando un capítulo en la historia de la Gran Bretaña, cuyas bases sociales fueron muy cuestionadas desde el arte… he allí un punto de encuentro entre las canciones de The Smiths y las novelas de Amis.

Hay muchas cosas que huelen rancio en el esquema social de los británicos… quizá ni deberíamos ya pensar en la existencia de una monarquía -pero a ellos les encanta-. Son los artistas quienes con mayor precisión y calado suelen poner el dedo en la llaga en cuanto a desigualdades e injusticias, ya sea desde lo íntimo de una canción compuesta por Morrissey o a través de una de las historias de un novelista que conocía perfectamente las entrañas de las altas esferas.

El gran novelista y ensayista español Eduardo Lago escribió una brillante necrológica para Martin Amis y en la que se lee: “Intelectual público de gran relieve, en sus novelas y ensayos llevó a cabo una radiografía despiadada, teñida de humor e ironía, tanto de su Inglaterra natal como de Estados Unidos, país al que se trasladó en 2011 fijando su residencia en el neoyorquino barrio de Brooklyn. Polémica, a veces incómoda, indefectiblemente lúcida, su obra era el punto de encuentro de fuerzas contradictorias que se neutralizaban o fertilizaban entre sí”.

Amis era implacable y obtuvo un reconocimiento inapelable en el ámbito literario; por su parte, Andy Rourke era mucho más discreto y su celebridad se debió, primero, a su estancia en la banda de Manchester, y luego a su aparición en tribunales para pelear los derechos de autor con Mozz… un caso que perdió, pero todo indica que el tiempo cura las heridas.

Si bien en su biografía Morrissey no deja bien parado a su ex compañero, ahora tuvo una reflexión más cálida para él: “A veces, una de las cosas más radicales que puedes hacer es hablar con claridad. Cuando alguien muere, salen los halagos habituales… como si su muerte estuviera ahí para ser utilizada. No estoy preparado para hacer esto con Andy. Solo espero … dondequiera que haya ido Andy… que esté bien. Nunca morirá mientras se escuche su música. Nunca conoció su propio poder, y nada de lo que tocó había sido tocado por otra persona. Su distinción fue tan increíble y era poco convencional y demostró que se podía hacer”.

Los capítulos históricos van pasando hojas y se van cerrando… con ellos también se van sus protagonistas. Por suerte hay recuerdos vividos e imperecederos: Andy tocando el bajo en canciones como “Barbarism Begin At Home”, “The Queen Is Dead”, “There Is a Light That Never Goes Out” y “Panic”, un tema que conecta muy bien con la trilogía de Martin Amis dedicada a la capital inglesa con Campos de Londres en el centro.

Es inevitable que estamos ante un moridero, pero no podemos burlar al tiempo y muchos hombres nacidos al filo de la mitad del siglo XX caen abatidos por una enfermedad que no hemos conseguido erradicar. Ni hablar, en ocasiones sólo nos quedan la memoria y la nostalgia.

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