La Semilla que germina en las aulas
El Surtidor
Platón escribió: “Si un hombre deja de lado la educación, camina cojo hasta el final de su vida”. Y es quizá, justo esta premisa la que movió al teórico económico T. W. Schultz para sostener que la inversión en educación explica el crecimiento, y a Gary Becker a formular, en la Teoría del Capital Humano, el hecho de que invertir en la educación ofrece beneficios en términos de la obtención de salarios más altos, y, por ende, de desarrollo personal y social.
Según diversos documentos publicados por expertos del Banco Mundial, en la última década, para promover el éxito en el mercado laboral se debe invertir temprano en educación, y luego invertir en las aptitudes pertinentes. Específicamente se tiene que invertir inteligentemente, promoviendo el interés en 3 factores: autonomía, responsabilidad y evaluación. Y estos a su vez, deberán de prestar atención a los maestros, el desarrollo en la primera infancia y la cultura.
También recomendamos: Semot busca mejorar movilidad de mujeres en zonas rurales
Estos elementos teóricos ayudan a entender a una estrategia como el Programa La Escuela Es Nuestra, la cual es un programa que, en objetivo de dignificar las escuelas mediante la administración participativa, tiene su principal virtud. Empoderar a las comunidades mediante la ministración directa de recursos para que sean ellas quienes decidan cómo atienden sus necesidades retoma el espíritu vasconcelista de un maestro y una escuela en cada comunidad.
Además, las acciones que emprenden las comunidades educativas, al realizarse sin intermediarios y de manera directa a los Comités Escolares de Administración Participativa, dejan resultados inmediatos, generando una economía circular en los municipios y un beneficio permanente en las aulas. En este trabajo, la suma de Facilitadores Autorizados, gobiernos municipales, autoridades educativas, profesionistas de los colegios de ingenieros y arquitectos, hacen que, con su entrega, los resultados sean incuestionables.
Sigue leyendo: ¿Para qué aprendemos?
Por ejemplo, en Hidalgo existen 8,104 escuelas de Educación Básica de las cuales 4,136 son de educación indígena, comunitaria, rural y/o que están en municipios de alta y muy alta marginación. Al respecto, de 2019 a 2022, según datos oficiales, la Escuela es Nuestra ha beneficiado a 4,609 planteles y a más de 113 mil alumnos de escuelas indígenas y de zonas de alta y muy alta marginación de los 84 municipios de la entidad. Al final de 2022, La Escuela es Nuestra habrá atendido -al menos con una dispersión de recursos- al 75% de las escuelas de Hidalgo y al 98% de las escuelas de educación indígena, comunitaria, rural y/o que están en municipios de alta y muy alta marginación.
Dignificar la educación básica es una tarea que nunca terminará, pues la naturaleza de las instituciones hace que siempre existan pendientes por atender, pero de cara a una transformación educativa en la entidad, el programa LEEN y la sinergia entre los tres órdenes de gobierno deberán de consolidar la semilla que ya germina en las aulas.