Juan Villoro y Huejutla en una novela

La literatura es el viaje y la digresión… de un sitio partimos rumbo a muchos más posibles y de una cosa vamos hasta otra muy distinta. Y es que es necesario apuntar que La tierra de la gran promesa, la más reciente novela de Juan Villoro, se centra en la historia de un documentalista mexicano que termina refugiado en Barcelona debido a una película suya que propició la detención de un importantísimo narcotraficante.

La historia va del incendio de la antigua Cineteca Nacional -a principio de los ochenta- hasta la actualidad en una Cataluña que sigue presumiendo esa estirpe de la izquierda exquisita y que tiene a Barcelona como una ciudad adorable. La narración va y viene y pasa por la carretera libre a Cuernavaca, donde el protagonista enfrenta un terrible accidente automovilístico que cambiará para siempre su vida.

La tierra de la gran promesa es una novela de largo aliento; en ella su autor puede explayarse en distintas líneas narrativas que van de asomarse a un capítulo siniestro de la historia nacional a recrear las relaciones entre padres e hijos en el México hipócrita de aquellos años; además, de explayarse en la importancia de los sueños y su carácter premonitorio.

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Hay quienes aplauden el gesto de Villoro de enfrentar la escritura de una novela total acerca del México contemporáneo y no faltan voces que señalan que se perdió ante un reto de enormes proporciones. Considero que la solvencia del autor como escritor está absolutamente blindada y ofrece una obra con una estructura sólida y de amplia perspectiva.

Vale la pena emprender su lectura, pues ello permitirá encontrar el pasaje en el que un periodista de investigación, experto en asuntos muy calientes al estilo de Acteal y Ayotzinapa, señala que aún tiene pendiente realizar un viaje a Huejutla para investigar un crimen social del que poco se sabe.

Ese detalle una vez más nos lleva a recordar esa peculiar situación en la que cuando en la literatura se menciona al estado de Hidalgo y sus ciudades no es para ensalzarlas, sino para apuntar su parte negativa, su abandono, su condición de NO lugar en la geografía nacional. Y puedo señalar El miedo a los animales de Enrique Serna y la zona sin ley de Tizayuca más Los detectives salvajes de Roberto Bolaño y un personaje que empeña la vida en sacar adelante el cineclub de Pachuca, como un par de ejemplos.

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Acá se menciona a Huejutla, esa ciudad que es puntal de su región y que sigue conservando severas contradicciones socio-culturales. A través de este detalle hay que decir que todavía esperamos que se escriba una novela que de forma contundente plasme toda la complejidad de la Huasteca hidalguense -es una asignatura pendiente de la literatura nacional y estatal-.

Todavía subsiste allá el tema de los caciques, el maltrato a los pueblos originarios y un sistema económico sumamente injusto y desigual. Hago votos porque en algún momento aparezca esa gran novela huasteca e hidalguense; Villoro nos hace un guiño en La tierra de la gran promesa y hasta el título mismo parece estar muy vinculado a nuestra historia.

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