Extrañas: La necesidad de abrirnos a la otredad

Un periplo vocacional que se sumerge hasta lo más profundo de lo que significa ser humano y sus relaciones

Extrañas “es la vida de un joven sumamente privilegiado, heredero de una gran fortuna, que decide romper con todo para ayudar a los demás y su vida se convierte en la afirmación de sí mismo a través de su vocación y su pasión por vincularse con los otros, aquellos otros a los que todo el mundo se niega a ver”. Así describe Guillermo Arriaga su nuevo libro publicado bajo el sello Alfaguara; una historia que surgió en su mente hace 12 años y que hace un par de semanas ha visto la luz.

La historia se ubica en la Inglaterra de 1781. La distancia temporal se percibe desde las primeras páginas; los escenarios y las maneras de la época son detalladamente descritos; a ello se suma el cuidado que el autor tuvo para escribir con el estilo de la época “no usé palabras posteriores a 1790” afirma; por ello es que una advertencia es necesaria al lector: “Los hechos reales e históricos en los cuáles está basada esta novela jamás sucedieron”, unja breve frase que, al mismo tiempo, invita a saber más.

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—¿Cómo surge la idea de extrañas?

Mira, casi todas las historias que he tenido, han sido historias que han estado en mi cabeza por muchos años con un deseo de contarlas, sobre todo los últimos dos libros: El Salvaje, que tiene que ver con mi barrio en el que crecí, en la Unidad Modelo, luego con Salvar el Fuego, pero esta llegó como un relámpago: Iba yo en la carretera entre Uvalde, Texas, y Del Río y ahí, con mi amigo Sergio Avilés, ahí le dije: “ya se de qué va a ser mi próxima novela” y le di un breve argumento y me dijo: “Estas loco carnal, solo a ti se te ocurren esas cosas”. Y a partir de ahí esa historia se quedó en mi cabeza, estamos hablando de hace 12 años, imagínate, estaba escribiendo El Salvaje en ese entonces y luego sabía que iba a escribir Salvar el fuego y de alguna manera la historia… no es que piense mucho en ella, pero siento que el inconsciente empieza a resolver algunas cosas y así fue como llegó, de la nada, de sorpresa.

La historia comienza con un hito en la vida de su protagonista. William, un noble inglés, heredero de las prosperas tierras de la familia Burton decide abandonarlo todo por seguir su vocación y convertirse en médico, algo que su padre no le perdonará jamás; no obstante, el conflicto familiar, la amistas y heredad o la propia lucha por alcanzar sus sueños, no son parte del objetivo del autor.

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Guillermo Arriaga explica “A mi lo que me interesaba era contar la historia, más adelante viene el personaje que le da nombre a la historia de las Extrañas y a mi lo que me obsesionaba era hablar de las extrañas, pero no sentía que podía llegar tan directamente, tenían que pasar una serie de cosas para que se entendiera el ámbito en el cuál van a aparecer estos dos personajes y ese era mi interés al contar la historia: ver cómo surgían las extrañas y llegaban a las extrañas, y para eso tuve que crear todo un periplo del personaje, para que la llegada a esos personajes fuera lo más fuerte y difícil para el protagonista de la novela”.

Sobre el texto y cómo lo logra detalla “Lo que hago es que escribo una versión, la termino; inmediatamente que la termino completa comienzo a transcribirla desde el principio y voy quitando en el proceso, más que agregando voy limpiando: voy quitando adjetivos sobre todo, en esta novela, por ejemplo, no usé palabras posteriores a 1790, es increíble pero palabras como torso o sífilis no existían en 1790; entonces me obligué a usar el lenguaje de la época”.

El autor de Extrañas agrega sobre su obra: “no hay un ‘que’, ni un ‘aunque’ ni un ‘por qué’ en toda la novela, ni en las citas, ni en la contraportada, no hay un ‘que’, ni un ‘aunque’ ni un ‘por qué’, evité el uso del adverbium terminado en ‘mente’ y la puntuación es como la del siglo XVIII a través solamente de comas, y más comas y comas y comas y comas; todo con el ánimo de hacer la novela lo más ‘siglo XVIII’ posible.

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—Platícanos sobre el proceso de investigación, no solo saber qué palabras estaban en la época, o las recetas de herbolaria o el tema otras cuestiones que vas narrando en el libro

No, ahí, la verdad, investigué un par de recetas y todas las demás son inventadas, hay unas recetas que son verdaderas, que encontré muy rápidamente y las otras las inventé. En cuanto al lenguaje hay una página de la RAE (Real Academia Española) que te dice cuándo se usó por primera vez la palabra y cuándo se registró en el primer diccionario que es de 1780 y eso me facilitó mucho el trabajo.

—Por eso la advertencia inicial ¿no?

Sí, porque hay algunos libros que sí existieron pero los otros, no; hay algunos procesos médicos que sí fueron verdaderos, otros los inventé; hay algunos médicos que sí existieron y tres son inventados. Siempre me gusta que la gente se confunda, que no sepa si fue verdad o si no fue verdad, si es histórico o no es histórico.

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Se le pregunta a Guillermo Arriaga sobre la experiencia que le deja haber escrito Extrañas, lo piensa brevemente y responde: “Mira: la necesidad de impulsar el diálogo y la empatía y la necesidad de abrirnos hacia la otredad, hacia el otro; tener una visión empática hacia el otro y sobre todo con aquellas personas que los demás consideran deformes o anómalos o extraños, me parece importante vincularse con esos seres desde la absoluta apertura y estar libres de prejuicios”.

—¿Hay algo que le quisieras comentar de Extrañas, que le quisieras decir a los lectores de La Jornada Hidalgo sobre tu libro?

Nada, pues que nada me honraría más que me leyeran. La verdad, por fortuna, ha sido el libro más vendido desde la preventa, todavía no salía a las librerías y ya era el más vendido y ahora ya definitivamente es el más vendido, ya lleva un mes como el libro más vendido de México y solamente tiene diez días que salió ya a librerías, entonces estoy muy contento que los lectores estén tan vinculados a este proceso de hacer la novela.

—Bueno, también sabemos que Guillermo Arriaga es calidad en la lectura y en las historias

Espérate a leer mis otros libros, a ver si dices lo mismo (bromea).

—Es que te centras en contar historias, eso el lector lo agradece muchísimo.

Mi trabajo es contar historias y hacerlo lo mejor posible; no es educar, no es instruir, no es más que contar una historia de la forma más apasionada, para mí, posible; y la más profesional y la más rigurosa porque: reviso y reviso y reviso y reviso y corrijo y corrijo y corrijo y corrijo porque quiero que cuando el libro llegue a un lector diga: “el tipo es un profesional y se tomó en serio su trabajo”.

«Mi trabajo es contar historias y hacerlo lo mejor posible, no es educar, no es instruir, no es más que contar una historia de la forma más apasionada, para mí, posible».

Por J. Israel Martínez

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