Ganemos la batalla a la ilegalidad
In principio erat Verbum
“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.”
Montesquieu
Es probable que creamos que uno de los conflictos más importantes en México es la violencia, y también es importante preguntarnos por nuestras acciones antes que por las del prójimo, ¿Cuántos de los mexicanos cumplimos las leyes? ¿Cuántos de nosotros hemos buscado evadir las normas o evitar sanciones? ¿Qué se entiende por cultura de la legalidad? El término es relativamente nuevo y hace alusión al conjunto de creencias, normas y acciones que promueven el que la población no tolere la ilegalidad; este concepto hace alusión no sólo al grado de respeto de las leyes vigentes sino también a la confianza y certidumbre de los aplicadores.
El tema con el paso de los años se ha mezclado entre claroscuros, la relación entre los mexicanos con el cumplimiento de las leyes ha sido compleja, y lo anterior se debe principalmente a tres factores: 1) la existencia de múltiples leyes y normas en los diferentes niveles de gobierno y el poco conocimiento de cada una de ellas; 2) la carencia de programas de difusión, con el uso del lenguaje necesario que permita su comprensión; ya que se considera que es un tema de “expertos” cuando en realidad es un tema social, y 3) la desestimación histórica por las leyes y la escaza aplicación de sanciones a aquellos que las desacatan.
Para México, desafortunadamente el grado de cumplimiento de la cultura de la legalidad es en muchos casos directamente proporcional al beneficio y conveniencia personal, lo anterior sucede casi de forma cotidiana, en ocasiones pasarnos un semáforo en rojo parece más sencillo en comparación con llegar tarde al trabajo y el respectivo descuento y como este existen diversos y habituales ejemplos: dar sobornos, estacionarnos en lugares prohibidos, beber en vía pública, dañar propiedad ajena, etc; es decir, en un país donde algunos consideran las leyes capaces de moldearse a su antojo, la legalidad pierde toda su esencia.
Lo anterior ha quedado plasmado en números, ya que de acuerdo al estudio: Cultura de la legalidad en México del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, el 84% de los encuestados justifican el que se cometan faltas o infracciones si esto se debe a una urgencia, si fue accidental o si nadie resulta afectado ni dañado; un 62% está concuerda con que, para poder capturar delincuentes, en ocasiones las autoridades pueden actuar al margen de la ley; y un 70% dice que entiende bien las leyes, pero solo 23% piensa que la mayoría de los mexicanos las respetan.
En el ranking mundial tampoco estamos bien ubicados en cuanto al tema, ya que de acuerdo al Índice de Estado de Derecho 2020 publicado por la organización internacional civil World Justice Project, descendimos tres lugares con respecto a la edición pasada, y actualmente nos encontramos en el lugar 104 de 128; y en la posición 26 de 30 con respecto a América Latina y el Caribe, además de estos datos, en cuanto al índice de ausencia de corrupción que contempla: sobornos, influencias indebidas por intereses públicos o privados, así como la apropiación indebida de fondos públicos u otros recursos el ranking nos ubica en el puesto 121 de 128.
Las cifras deben instarnos a repensar el conocimiento de las leyes no con la finalidad de encontrar la mejor forma de infringirlas sino para incluso pugnar con nuestros familiares y conocidos el respetarlas y seguirlas, ya que acatarlas nos permitirá no vulnerar más la sociedad, pero sobre todo brindarle a niños y adolescentes una nueva directriz para regirse, porque si ellos se envuelven de una cultura donde se honran las leyes, donde se enaltece el bienestar común y donde se antepone el bien social al personal, el futuro será mucho más apacible y habrá un México con mayor amor a sus instituciones.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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