Entrevista a Santiago Arau: procesos mágicos y tecnológicos de la fotografía

Santiago Arau es un fotógrafo nacido en Ciudad de México el 19 de febrero de 1980. Su carrera dio un giro cuando comenzó a manejar drones y esto le permitió capturar ángulos nunca antes vistos del Valle de México. 

Edificios, monumentos, montañas y zonas naturales de entidades como Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo y Puebla han sido fotografiados por Arau. 

El pasado mes de octubre su arte llegó por primera ocasión al Palacio de Bellas Artes, pero lo hace de una manera especial, ya que su exposición “Patrimonio” sirve para reinaugurar el Museo Nacional de Arquitectura (MUNARQ), que se encuentra en el cuarto piso del icónico edificio de mármol capitalino, tras casi dos años de restauración.

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En La Jornada platicamos con Santiago Arau para conocer los secretos detrás de “Patrimonio”, sus experiencias detrás de la lente y las historias que acompañan a sus fotos. 

“Entrar al cuarto oscuro, usar los tanques de revelado y aprender a usar las técnicas análogas fue mágico”, expresó, y confirmó su pasión por este arte cuando “mis fotografías les gustaban a las personas”, recuerda sobres sus inicios. 

Santiago reconoce la ventaja que significan los avances tecnológicos en la fotografía, porque antes, para poder tomar una fotografía aérea, era necesario “colocarse arneses o pedir permiso para subir a azoteas que eran más altas”, ahora basta con “colocar el dron y usar la lente que creas adecuada”.  

Y respecto a la evolución de la tecnología, quisimos saber la opinión de uno de los fotógrafos más reconocidos del país en la actualidad sobre la generación de la inteligencia artificial, algo que se ha popularizado en los últimos años. 

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“Creo que la inteligencia artificial es un nuevo elemento en el arte. Todavía no la comprendo bien, tiene cosas humanas porque fue creada por humanos. Me espanta un poco saber que actualmente las máquinas son las que están generando los contenidos, pero son elementos de una nueva generación que más adelante serán usadas de otra manera”, comenta.  

“Seguramente será como la fotografía cuando llegó y que causó cierto impacto para los pintores, creo que es una técnica que será un nuevo elemento. Es muy interesante”, apunta.  

Sobre el momento más especial del proceso para sacar una fotografía, Arau no puede decidirse por alguno en específico. Para “el momento póstumo a la captura, sin haber llegado al revelado o haber visto la imagen para saber si fue una buena pesca o no” es uno muy especial para él. 

Respecto a la planeación y creación de “Patrimonio”, Santiago Arau recuerda que todo comenzó con la invitación de la arquitecta Dolores Martínez Orralde, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, antes de los dos años de la restauración del museo.  

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“La idea original era solo mostrar monumentos, pero una cosa llevó a la otra, porque así es la narrativa, y terminé por contar muchas a la vez. Una fotografía del Ángel de la Independencia me llevó a contar la historia del Valle de México”, explica. 

Una de las principales ventajas de lograr ángulos difíciles de conseguir es que la fotografía de Arau le permite mostrar diferentes situaciones del país, como la preocupante actualidad ambiental o la problemática social que existe, pero el capitalino sabe que su “fotografía marca estos dos aspectos de manera constantes, porque son cosas que me interesan y que van de la mano de lo que veo. No soy un ambientalista ni experto en sociología, soy un ciudadano que ve”.  

Uno de los aspectos más desconocidos de la carrera de Santiago Arau es la cercanía que tuvo en sus inicios con el deporte, por eso le preguntamos si para el futuro Mundial de Futbol de 2026, que llegará a la Ciudad de México, uno de los lugares más retratados por él, tiene algún plan especial para recibirlo. 

“Cuando tenía 15 años pensaba que uno de mis más grandes sueños sería hacer fotografía deportiva y mi carrera ya me llevó a un Mundial y dos Juegos Olímpicos, por eso creo que en esta ocasión solamente seré un espectador más”, concluye. 

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