El #8M lo significamos nosotras

Horizontes de la razón

Este año 2023 se cumple el 112 aniversario del primer Día Internacional de la Mujer, antecedente de lo que actualmente se transformó en nuestro #8M. Comparto con ustedes un par de reflexiones al respecto. La primera, que la reacción de los conservadores busca peligrosamente permear en la sociedad poniendo en duda la necesidad de seguir impulsando el movimiento feminista. Sin ingenuidad, buscan confundir la existencia formal de nuestros derechos con la existencia material de los mismos, como si al promulgar la ley, mágicamente, lo deseable se convirtiese en realidad. Se niegan estos conservadores a reconocer que a pesar de distintas leyes en materia de igualdad, persisten condiciones que vulneran desproporcionalmente a las mujeres: la deserción escolar, niveles de ingreso por debajo de la línea del bienestar cuando hay una jefa de familia en el hogar y una menor percepción salarial que los hombres por el mismo trabajo, son algunas de las desventajas a las que nos seguimos enfrentando como género. Debemos ser asertivas en contrarrestar los ataques de los conservadores con argumentos y evitar denostaciones cruzadas.

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La segunda reflexión es un antídoto al problema arriba planteado: quienes nos identificamos con el movimiento feminista debemos conocer sus orígenes, sus luchas y causas y hacer un análisis crítico que nos permita construir un programa de acción adaptado a nuestras actuales necesidades. Aprovechar esta fecha no solo para denunciar, sino también para recordar a quienes nos abrieron camino: la francesa Olympe de Gouges quien redactó en 1780 la Carta de los derechos de las mujeres; las socialistas como Clara Zetkin; sufragistas mexicanas como Hermila Galindo o las más contemporáneas reunidas en colectivos como Marea Verde y otros para demandar el derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos han tenido en común una búsqueda por la igualdad sustantiva y material en el disfrute de los derechos.

Nuestra lucha no es contra el género masculino, sino contra el establecimiento de un sistema patriarcal pensado por y para hombres, dentro del cual hemos logrado pequeños triunfos que atemorizan a muchos quienes se han visto favorecidos de dicho sistema de dominación (y no porque ahora exista la pretensión de dominar a los dominadores; sino tan solo porque aún no conciben nuevas formas de estructuras sociales y se le teme a lo desconocido): ¿cómo cortejar a una mujer que es igual o más exitosa que yo en términos profesionales?, ¿por qué promover en una empresa a una mujer que es excelente en su trabajo, pero que estando en edad reproductiva pudiera embarazarse y solicitar algunos días previos y posteriores al parto?, ¿por qué ante una penuria que nos coloca ante el dilema de que alguno de los hijos deje de estudiar, preferir el sacrificio de la hija que del hijo?, ¿quién preparará los alimentos y hará la limpieza del hogar si mi pareja trabaja en los mismos horarios?, ¿cómo enseñaré respeto a mis hijos e hijas si no lo hago a gritos?, ¿qué caos devendrá si las decisiones en mi casas provienen del consenso y no de mi autoridad?

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Por otra parte, las participantes de la marchas, comprendo, aprovechan este día como válvula de escape de todas las manifestaciones de violencia de las que somos víctimas: desde la simbólica hasta la sexual y levantamos la voz precisamente para no normalizar este estado de las cosas, es correcto. Pero nuestra participación en el movimiento no puede reducirse al desahogo de nuestro enojo en una marcha; después de ella debe haber participación, reflexión, activismo permanente. Debemos apostar a nuestra formación, al conocimiento de la historia de nuestro movimiento y a nuestra organización. El derecho a vivir una vida libre sin violencia es algo que, gracias a la exigencia de muchas, hoy en día existe de manera formal, pero aún no de forma material y este derecho se encuentra concatenado con otros más como el acceso a la educación, la salud y el trabajo. Abramos el panorama y construyamos juntas primero desde el ámbito de las ideas y luego en el de la acción, la nueva sociedad que soñamos para nosotras.

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