Aceras, banquetas y baches

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Garlito

Característica única de pueblos mineros, es la forma en que se va planeando y organizando sus calles, plazas y edificios, remedo quizá inconsciente de su oficio, en la superficie, los mineros trazan sus calles, callejones y callejuelas, parecidas a los laboríos; chuecas, intrincadas, pendientes ascendentes o repentinos quiebres o tal vez sin salida, las calles son serpenteantes suben o bajan de la mina dificultando la obra urbanística y retrasando su eficiencia; a nuestro pueblo minero le llegó tarde la pavimentación de las principales calles y en sus barrios, hasta hace poco parecían veredas de la serranía.

Foto: Rosalía Guerrero

Vía

No hace muchos años a la capital del estado se le conocía por Bachuca, específicamente por los visitantes del entonces Distrito Federal, los lugareños del pueblo, aun con automóvil, desconocían que las calles, estaban en condiciones deplorables y que los hoyos y baches, eran parte de ellas; asimismo por años, la autoridad municipal, consideró que los trabajos de rebacheo con pavimentación o asfalto, era una de las actividades más importantes y buscaban aquellas calles, generalmente las más transitadas, para hacer una obra magnánima casi al final de sus periodos; de igual manera a los alcaldes que brillaban por su ineptitud, destrozaban las banquetas para hacer otras y dejar huella, esto implicaba un gasto desorbitante, olvidando otras obras de importancia, eran los alcaldes banqueteros, hubo muchos y seguirán.

Foto: Rosalía Guerrero

Obras que requerían de presupuesto para inmobiliario urbano, algunos se excedieron en colocar basureritos inservibles, otros colocaron bancas obstruyendo el paso peatonal, así como macetones, jardineras y todo objeto posible que obstruya el camino de la gente de a pie; las banquetas de Pachuca, son pequeñas, estrechas con todo obstáculo que se pueda imaginar, desde postes inservibles, ruinas de otras obras, parches de cemento, debido a las anomalías en tomas de agua o tuberías tapadas, casetas de teléfono apócrifas, anuncios, comerciantes ambulantes y un largo etcétera; deambular por las banquetas de la ciudad hay que hacerlo con cuidado, nadie ordena este espacio público y los ediles que no andan a pie, desconocen el pueblo que intentan gobernar.

Andante

Pocas son las vías públicas que no tienen desniveles, prácticamente en cada casa uno o una rampa para los estacionamientos particulares, hoyos de CAASIM quiénes cuando arreglan algo, descomponen otra cosa y dejan su desperdicio por días; banquetas derruidas o muy deterioradas por los años y decenas de postes colocados de manera arbitraria en el poco espacio de la llamada vía pública, espacio perdido por la privatización o expropiación de comerciantes, talleres o todo aquel que quiera apoderarse de un pedacito de la calle; además de estrechas y llenas de obstáculos las banquetas de Pachuca son un laberinto o un juego de serpientes y escaleras a la vuelta de la esquina puede haber una triste sorpresa.

Foto: Rosalía Guerrero

Los baches son para Bachuca, parte de su personalidad, nunca o muy pocas veces se tienen calles sin ellos, cuando se tratan de reparar incluso el mismo clima lo impide, lluvia y sol son enemigos del asfalto, sin hablar de pesos y volúmenes de automóviles que circulan por doquier, pero nunca como ahora, la ciudad parece que fue objeto de una bombardeo; en las colonias alejadas el panorama es desolador, ninguna autoridad intenta solucionar nada y al parecer el presupuesto es ínfimo para problema de tal envergadura; todo indica que no alcanzará para tapar tanto hoyo, pero si para hacer obras de relumbrón y nuevamente someter a la ciudad a una eterna obra pública que nunca termina.

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días
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