A días de la jornada, ¿se consolidará el grupo neomorenista?
El Faro
Ya estamos en la recta final de las campañas que serán las más grandes que hemos celebrado en la historia, y en Hidalgo el mapa político cambiará después de este 2 de junio. ¿Quién será el nuevo grupo dominante?
Para contestar la pregunta anterior, cabe reflexionar sobre lo que pasó en estos días de proselitismo. En Hidalgo estamos ante una elección bastante peculiar. Para empezar, ahora el enemigo a vencer es Morena y no la otrora aplanadora priista.
No sólo eso, en esta elección el jaloneo ni siquiera ha sido protagonizado por el PRI, sino que en esta ocasión la disputa ha sido entre dos exaliados: el Partido del Trabajo (PT) y Morena.
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Aunque más precisamente, entre el Grupo Universidad y los neomorenistas que llegaron de la mano del gobernador Julio Menchaca, cuando logró el triunfo en las elecciones de 2022. Y a esta ecuación habría que agregarle la fuerte unión que existe entre Morena y Nueva Alianza, quienes en esta elección dejaron atrás a los petistas y verdecologistas, quienes hoy tendrán que arreglárselas en solitario para llevar a sus aspirantes al triunfo.
Si nos atenemos a las encuestas, podríamos anticipar que el estado se pintará de guinda. Recordemos la encuesta de Parametría que presentó el Consejo Coordinador Empresarial en la entidad y que levantó ámpula en la oposición. Según el ejercicio demoscópico levantado en Hidalgo y dado a conocer en marzo pasado, el Congreso de la Unión y la presidencia de la república serán pan comido para Morena.
Según la citada encuesta, Sheinbaum tiene aún más popularidad en Hidalgo que el promedio nacional, pues en aquella ocasión la morenista logró 69% frente a 24% de las preferencias que obtuvo Xóchitl Gálvez. Quizá a eso se deba que las visitas de la hidalguense a su tierra natal hayan sido reducidas al mínimo. Solamente ha venido una ocasión en campaña y la próxima semana vendría por segunda ocasión.
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En la carrera para el Senado las cosas no son muy distintas, pues Parametría encontró una preferencia efectiva para Simey Olvera y Cuauhtémoc Ochoa de 55%, muy por encima del 20% que cosechó Carolina Viggiano e Isidro Romero y más lejos aún de Damián Sosa y Karen Chávez, que obtuvieron 10 por ciento.
En cuanto a las diputaciones federales la historia sería la misma, pues de los siete distritos federales en todos Morena lleva la delantera por más de 10 puntos, excepto el que tiene su cabecera en Tulancingo, donde la carrera está reñida entre los guindas (36%), PAN-PRI-PRD (27%) y PT (28%), lo que nos lleva a analizar con lupa lo que pasará en el Distrito Federal 4 este ya cercano 2 de junio.
El escenario tampoco cambia en el Congreso local donde los 18 distritos de mayoría se los llevaría Morena, y solo en el Distrito 7 con cabecera en Mixquiahuala las cosas estarían más o menos reñidas entre guindas y petistas, aunque aún así los primeros superan por más de la mitad de las preferencias a los segundos.
Y para las alcaldías, la historia se repite en los principales municipios, donde solo en Pachuca la distancia no es tan holgada entre el candidato de Morena (47%) y el del PRI-PAN-PRD (31%).
De confirmarse los números de aquella encuesta que tanto hizo enojar a Carolina Viggiano, secretaria general del PRI, Hidalgo afianzaría su vocación morenista y el gobernador Julio Menchaca y su grupo consolidarían su liderazgo político, abriendo la puerta a la hegemonía de un grupo político cuyo parto estaríamos a punto de presenciar.
Adendum
Cuentan que Liliana Verde, la flamante presidenta del PRI Pachuca, ya no sabe como quedar bien con todos sus jefes. Un día va y queda bien con Carolina Viggiano, otro día está con Benjamín Rico, aunque también va y se reporta con Paco Olvera al tiempo que sirve al presidente Marco Mendoza. Lo que la exregidora pierde de vista es que al que muchos jefes sirve, con alguno de ellos queda mal.