EL TRIUNFO DE YA SABES QUIÉN

NOMOGRAFÍA

Una vez conocidos los resultados de la jornada electoral del pasado domingo, vale la pena hacer un ejercicio de recapitulación a efecto de establecer los principales puntos de reflexión en la esfera pública, en el contexto de los nuevos equilibrios que habrán de dar forma al panorama político-electoral de los próximos años.

Los partidos políticos delinearon alianzas en función del fenómeno de la polarización predominante en todo el país, en el marco de una decisión fundamental: respaldar el proyecto político del Presidente, o asumir como premisa fundamental la generación de mayores contrapesos a partir del llamado “voto útil”.

En tal contexto, el vencedor incuestionable de la jornada electoral fue el Presidente. Conforme a los conteos difundidos, Morena y sus aliados habrían obtenido la victoria en 11 de las 15 entidades federativas con elección para la renovación del ejecutivo estatal. Con dichas victorias, el partido dominante encabezará 18 gobiernos estatales, representando la fuerza política con el mayor número de gubernaturas.

En el caso de la elección federal, la proyección indica que los partidos de la coalición dominante tendrán una representación de entre 265 y 292 diputados. Si bien es cierto que tal rango impide -en principio- la formación de una mayoría calificada que esté en condiciones de aprobar reformas constitucionales, dicho margen sí implicaría una mayoría absoluta un tanto reducida respecto a la presente legislatura, la cual seguiría garantizando condiciones de gobernabilidad para el ejecutivo durante la segunda mitad de su administración.

Los resultados de la jornada electoral también fueron favorables para el Partido Verde. Además de la victoria en San Luis Potosí, dicha fuerza política habría obtenido entre 40 y 48 curules en la elección federal, posicionándose como partido bisagra en la consolidación de la mayoría absoluta de la coalición, con un papel determinante al interior del propio Congreso.

El resultado de la elección dejó un panorama de claroscuros a la coalición opositora. El PAN aumentará su representación en la Cámara de Diputados y logró retener las gubernaturas de Chihuahua y Querétaro, pero destaca la derrota en Baja California Sur y la pérdida del control del Congreso de Tamaulipas, lo cual dará cauce a una nueva etapa en la coyuntura jurisdiccional en el caso del Gobernador Cabeza de Vaca. Tal vez el mayor perjudicado fue el PRI, al haber perdido 8 gubernaturas y que si bien contará con más curules en San Lázaro, tal incremento resulta hasta cierto punto irrelevante desde su posición de lejana tercera fuerza.

Más allá de la reconfiguración del mapa político, el proceso electoral nos deja un INE fortalecido, gracias a una organización impecable que deriva en la sensación de haber garantizado la normalidad democrática en un contexto de incertidumbre. ¿Qué dirección tomará la expresión de la voluntad popular en las urnas? Para dar respuesta a tal cuestionamiento, habremos de estar atentos al proceso de formación y consolidación de las mayorías que dominarán el escenario de toma de decisiones, y el sentido que éstas habrán de adoptar en el marco del ejercicio del poder público y su correspondencia con los motivos y fines del electorado.

POR EMILIO SUÁREZ LICONA

CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA

@EMILIOSL

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