¿Voto de castigo o autoflagelación política?

Alameda

Por Dino Madrid

El voto de castigo se da cuando las personas racionalizan un proyecto político desde lo programático, no cuando están enojadas y tratan de justificar su realidad electoral desde lo individual.

El voto de castigo, al cual se le conoce también como voto retrospectivo, esto porque los electores toman sus decisiones acerca del futuro con base en juicios sumarios del pasado, es uno de los efectos electorales más importantes y este puede valorarse, cuando se da, entre un 15 y un 20%.

Por otro lado, la autoflagelación es el término usado para designar a la persona que se lastima a sí misma para obtener desesperadamente un alivio del dolor psíquico intenso. Después del acto, surge un sentimiento de vergüenza, y es necesario ocultar los dolores para evitar otro sentimiento: la culpa por hacerlo.

A lo largo de la corta historia de morena, en cada proceso electoral surgen voces muy ruidosas –aunque poco estructuradas– inconformes con las designaciones de quienes representarán al partido de la Cuarta Transformación en los comicios electorales, el 2024 para nada es la excepción.

Ahora bien, hablar de voto de castigo poniendo al frente un escenario electoral individual, es un tanto mezquino, ya que si los partidos a los cuales se busca beneficiar con el voto de castigo no cuentan con el liderazgo ni el reconocimiento social suficientes –como sí lo tiene morena–, el voto de castigo no serviría de mucho, y en su caso podría solo hacerle suma al abstencionismo, lo cual favorecería a las plataformas que cuentan con más estructura política, es decir, aquellos con mucho más arraigo territorial, militancia, así como recursos y capital humano.

La posibilidad de que ninguna oposición esté en condiciones de aprovechar la oportunidad que brinda una hipotética debilidad de morena en el estado de Hidalgo; la conclusión puede ser, que lejos de un alto voto de castigo lo que predomine sea una suma más al abstencionismo.

El analista político José Antonio Crespo señala que «muchos pensamos que castigas a alguien premiando a alguien más, es decir, utilizas a un partido para castigar a otro, pero a cuál vas a premiar para castigar al que está en el gobierno. Cuando además este juego de oposición y poder no se ha traducido en un combate a la corrupción».

Aunque hay quienes están pendientes a las tendencias del voto de castigo, hay otro escenario adicional en el cual me gustaría enfocarme más, un escenario en el cual el abstencionismo si es un problema, pero no un resultado, porque aunque acudan a votar pocas personas, siempre habrá ganadores y perdedores.

La cuestión es, en consecuencia, ¿qué tipo de lógica puede terminar imperando en una elección como la del 2024 con altos niveles de abstencionismo?

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