Del Despotismo al Disfraz del PT

El Grupo Universidad en Hidalgo ha recorrido un largo y sinuoso camino, saltando ágilmente de partido en partido, como un acróbata que cambia de traje mientras mantiene el mismo acto. No es un fenómeno nuevo en la política mexicana, pero sí una ironía deliciosa observar cómo este grupo, que alguna vez coqueteó con el PRI y su famoso servicio de «porros a domicilio», ahora se cuelga audazmente de la imagen de Claudia Sheinbaum y la 4T.

Es casi poético, si no fuera por las sombras de opacidad y los manejos que han caracterizado su gestión en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Por supuesto, se les podría sugerir, con una sonrisa cómplice, que quizás la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) debería echar un vistazo a esos liderazgos del PT en Hidalgo. No es que uno quiera incentivar la desconfianza, pero ¿quién podría resistirse a una buena auditoría?

Ahora bien, el Grupo Universidad se siente parte de la 4T, o eso pretenden. Sin embargo, cuando critican al gobierno de Hidalgo, emanado precisamente de la misma 4T, y piden «sacar las manos del proceso electoral» sin mostrar prueba alguna de intromisión, uno no puede más que apreciar su habilidad para adoptar la víctima y el verdugo en la misma escena.

Surgen entonces preguntas casi retóricas: ¿Tiene el Grupo Universidad la calidad moral para hablar de intervención en las elecciones? ¿Pueden, aquellos cuyos rectores han sido más títeres que académicos, hablar de democracia con el rostro en alto? ¿Y cómo se atreven a reclamarse de izquierda cuando han perseguido a todo pensamiento divergente en sus aulas?

La respuesta parece obvia para cualquiera con un mínimo de criterio. El Grupo Universidad está más cerca de un fascismo político disfrazado que de cualquier ideal democrático o progresista. Es crucial, por tanto, mantener estos liderazgos lejos de los municipios y cámaras legislativas, donde podrían hacer más daño del que ya han causado.

En resumen, en Hidalgo, el PT no representa la 4T, sino un despotismo político disfrazado. En la política, algunos personajes simplemente no cambian, sólo se disfrazan esperando que el público olvide sus viejos roles. Por fortuna, el electorado suele tener mejor memoria de lo que estos actores políticos anticipan.

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Jorge G. Correa

Periodista - Ahora 👉 en La Jornada Hidalgo.