Tulancingo abrió galería Gabriel Vargas pero tapó mural alusivo

Se trata de la pintura creada en 2019 en una pared del antiguo patio de maniobras por Iván Reyes

El gobierno de Tulancingo recientemente abrió la galería en homenaje a Gabriel Vargas Bernal en el Museo del Ferrocarril, pero cubrió el mural en honor a este tulancinguense.

Se trata de la pintura creada en 2019 en una pared del antiguo patio de maniobras por Iván Reyes, quien plasmó los personajes de la reconocida historieta mexicana “La Familia Burrón”, creada en 1948 por Gabriel Vargas.

Convirtiéndose en uno de los primeros espacios que rendían homenaje al caricaturista en su ciudad natal.

Actualmente, el mural de La Familia Burrón permanece debajo de un plástico, ya que dicha pared fue utilizada para la cafetería El Vagón del DIF municipal, reinaugurada en diciembre de 2023.

Puedes leer: Batallas de baile urbano, alistan City Jam en Tulancingo

Al cumplirse el primer bimestre la galería Gabriel Vargas Bernal ubicada al interior del Museo del Ferrocarril, el gobierno de Tulancingo informó que, hasta el momento, se registran 3 mil 500 visitas.

La jefatura de museos alardea que cuenta con un acervo de 70 objetos, entre los que destacan figuras iluminadas además de historietas originales de la primera y segunda temporada.

De igual manera invita a que la ciudadanía apoye con donaciones de objetos alusivos a la familia Burrón para enriquecer el acervo.

No obstante, en un recorrido realizado por este diario se aprecia que los visitantes buscan y preguntan por el colorido mural de La Familia Burrón, que era referente para fotografiarse en Tulancingo.

Sigue leyendo: Mineral del Chico: recordarán a Gabriela Mistral este sábado

Vivió en la avenida 21 de marzo en Tulancingo

Existen diferentes publicaciones sobre la vida de este icono de la historieta en México, pero en el libro Gabriel Vargas Cronista Gráfico, de la autora Maira Mayola Benítez Carrillo, editado en la UAEH, se transcribe una de sus entrevistas realizada por el periodista Alberto Carbot.

“En la casa de Tulancingo, en la avenida 21 de marzo, de enormes y macizas vigas y amplios jardines, desde temprano podía verse una veintena de zapateros -trabajado arduamente en el calzado que mi padre luego vendía en la sierra- y también a musculosos hombres con grandes mandiles albos, encargados de destazar gigantescos pescados a los que untaban en sus entrañas con sal de grano y luego metían en enormes cajas que se amontonaban hasta el cielo”.

Mostrar más