“Que sea amor, no dependencia”

DeLiberadaMente

Al amar el sistema inmunológico se fortalece, se da prioridad a lo que es realmente importante para el propio bienestar y el de quienes te rodean.

Pero, cuando hablamos de amor, se piensa inmediatamente en un vínculo romántico, en una relación de pareja olvidando que aún en la soltería es posible amar, qué hay distintos tipos de amor y que el de pareja es solo uno de ellos.

Con o sin pareja necesitamos sentir amor, a la familia, los padres, los hijos, a la vida y por supuesto, hacia nosotros mismos.

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De hecho, si la razón por la que se busca una pareja es ante la carencia de amor el pronóstico de la relación no suele funcionar como se espera.

Porque el vacío emocional puede ser tan profundo que la relación se vea como una tabla de salvación, cómo un rescatador o rescatadora donde no se espera, se exige atención y muestras de amor constantemente, no para amar sino para sentirse amado.

Y la ecuación del amor no es amar para sentirte amado sino amarte primero para brindar a partir de ahí un buen amor. Aunque también es válido que alguien te ame aún antes de completar tu proceso de amor propio.

Por supuesto, en condiciones regulares el amor se desea, se disfruta, y aunque se necesite no se depende de este al grado de obsesionarse y olvidarse de sí mismo, si es así es porque se ha entrado al terreno de la dependencia, la pareja no es quien puede cubrir tus carencias afectivas, no es su obligación sanar tus heridas, puede ayudar para que lo logres pero si le depositas a una persona la responsabilidad de tu bienestar entonces eres altamente vulnerable para salir lastimado de esa relación.

Y es cierto que amar propicia cierta vulnerabilidad, que se corre el riesgo de sufrir si el amor termina o cambia, sin embargo, cuando te relacionas desde el amor propio sabes que no necesitas a tu pareja para vivir ni para sentir motivación para desempeñarte en la vida, la pareja suma, enriquece, pero si por algún motivo se termina el amor propio mantiene tu integridad emocional.

Nathaniel Branden decía que “saber que eres merecedor de amor es indispensable para tener éxito en la vida amorosa” así que para experimentar el buen amor se necesita saber que uno es querible, que inspira amor y esto ocurre si el concepto que tienes de ti es favorable y tu autoestima es alta.

La autoestima a su vez te permite tener una relación sana contigo mismo, elegir lo que le hace bien a tu salud física y mental, que te brinda paz y estabilidad emocional, si no será fácil confundir el amor con necesidad y también se corre el riesgo de conformarse con la atención que alguien quiere darte aún si no es suficiente para ti.

Buscar amor romántico sin reconocer que tú ya eres amor, sin cuidar de ti genera dinámicas de pareja que incluso pueden llegar a la violencia, y no solo la violencia física sino también el abuso verbal, la indiferencia, la falta de empatía y de reciprocidad, y esto no es amor.

Se acepte abiertamente o no, es posible distinguir cuando el amor no es mutuo, cuando el interés y el compromiso no son compartidos…

Si dejarás de hacer lo qué haces cotidianamente por tu relación, ¿la relación inmediatamente se derrumbaría?

¿Qué emoción experimentas más en tu relación? Si hay alegría y satisfacción, si te sientes aceptado, acompañado, si los problemas se resuelven de manera pacífica ante el interés de ambos y la decisión de permanecer juntos es compartida entonces hay pareja, pero si lo que predomina es la tristeza, la desolación, el miedo o el enojo es muy probable que el vínculo se desgasto o ya está por concluir.

¿Qué es lo recomendable para construir y mantener un buen amor?

  1. Saberte querible
  2. Sentir un profundo respeto hacia ti y estar dispuesto a irte cuando ya no te sientas bien en la relación o ya no sea mutuo.
  3. Aceptarte y amarte y no negociar con tus principios básicos.
  4. Saber que tu pareja también es un individuo e igualmente merece amor, consideración, ternura y respeto.

En un vínculo de calidad ambos integrantes de la pareja son igualmente valiosos, ninguno es más que el otro, el poder está distribuido entre los dos, las diferencias construyen no destruyen la relación y mucho menos afectan seriamente a ninguno de los dos.

Amarte no te hace egoísta, tampoco es sano caer en el extremo del egocentrismo y narcisismo, esto tampoco es amor.

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El amor maduro es un sentimiento que alivia, que nutre, acompaña, que te invita a seguirte queriendo y por ningún motivo te lleva a rechazarte o a abandonar lo que eras o lo que solías hacer antes de estar en la relación.

El amor propio nos prepara para el amor, quien no se ama ni siquiera puede recibir el amor de otro, aún si este tiene la intención de amarle.

El amor propio no es ignorar las necesidades de tu pareja, no es egoísta, es un amor que alcanza para amar responsablemente al otro, se ama cuando se conoce el amor, cuando lo que sientes por ti es suficientemente positivo que te alcanza para compartirlo con tu pareja.

El amor propio no es negociable, no tienes que perderlo o disminuirlo para amar a nadie, al contrario, amar desde el amor propio construye relaciones sanas, estables y si los dos lo deciden, también duraderas.

El amor más completo es el que se construye entre dos personas que se aman a sí mismas y esto las faculta para amarse uno al otro… Cuando amas sin perder tu amor propio, sin vaciarte de ninguna manera, entonces amas sin depender ni abandonarte, si coincides con alguien que se ame, ambos fomentarán el crecimiento y la felicidad de los dos.

¡Un abrazo!

Lorena Patchen

Psicoterapia presencial y en línea.

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