No sé cuándo, pero volveré a México: ‘Guishala’
Roberto Barrera Rangel mejor conocido como ‘Guishala’ es uno de los millones de mexicanos que han cruzado la frontera a Estados Unidos en busca de su sueño americano. Casi tres décadas en el país del norte le han enseñado a sufrir lejos de casa y a ganarse la vida en un restaurante de Houston, Texas.
Los mexicanos cansados de trabajar mucho y lograr poco ante la inflación constante, deciden arriesgar la vida y cruzar la frontera en busca de un trabajo que les permita tener dólares para lograr un tipo de cambio que beneficie al momento de mandar remesas. Solamente en 2021 se recibieron en México, 51,594 millones de dólares (De acuerdo al Banco de México).
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Originario de Progreso de Obregón, antes de la pandemia ocasionada por Covid-19, tenía claro que pronto volvería a su país, emprendería algún negocio y estaría cerca de su familia, pero ahora todo cambió, sus planes se han detenido un poco. Sabe que volverá, pero no sabe la fecha.
Inició de lava platos, para pasar a ayudante y ahora ser parrillero, oficio que le ha dado grandes satisfacciones, atender a miles de paisanos y además tener estabilidad en un país que todo cuesta muchos dólares, pero en el que las oportunidades están abiertas para todos.
De México lo que más extraña es la comida y a su familia, los tacos son su platillo preferido, añora ir al futbol de su pueblo y estar con sus amigos, su vida en Estados Unidos se centra en trabajar muchas horas, para luego descansar y su día libre estar con la familia.
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Don Roberto trabaja en el Restaurante El Tiempo Cantina, una cadena que tiene varias sucursales en Texas, durante la época dorada del beisbol, también los fines de semana, es lleno asegurado, es un establecimiento con prestigio que aunque fue golpeado en la pandemia, sigue vigente.
«En Estados Unidos se viene a chingarle, no hay de otra, se vive bien, se la pasa uno bien, pero siempre hay que trabajar. Extraño Progreso, extraño los tacos y la comida en general, no sé cuándo, pero un día volveré a mi México lindo y querido», comentó Don Roberto.
Por Gerardo Campa
