En este Pueblo Mágico se afinan los últimos detalles para celebrar una de sus tradiciones más antiguas y representativas: la lluvia de pétalos de rosa durante la misa de Domingo de Resurrección, que se lleva a cabo en la parroquia de la Purísima Concepción, tradición que data de hace más de un siglo.
En entrevista para La Jornada Hidalgo, Francisco Javier Olmos García, director de Turismo municipal, compartió que esta tradición tiene orígenes ligados a la época de auge minero en la región.
“Se cuenta que un dueño de minas, al ver enfermo a su hijo, le hizo una promesa al señor: si el niño sanaba, llenaría de flores la iglesia durante la misa de resurrección, el niño se curó y así nació esta costumbre”.
Aunque no existe una fecha exacta sobre el inicio de la celebración, se estima que tiene más de 150 años de antigüedad. Cada año, la lluvia de pétalos atrae entre 15 mil y 20 mil personas, una cifra que rebasa la capacidad del municipio para recibir y atender a los visitantes.
“Ya nos alarma el impacto ecológico y de seguridad que genera la sobre demanda. El año pasado hubo incidentes relacionados con personas que no venían con fines turísticos, sino a causar desmanes”, advirtió Olmos García.
Por ello, este año se implementarán filtros de seguridad y se solicitó a la Secretaría de Movilidad y Transporte estatal limitar el acceso de transporte público externo, con el fin de controlar el flujo de visitantes y evitar la saturación de vialidades.
Una de las medidas adoptadas será adelantar los horarios de las actividades principales. Por ejemplo, la misa de pétalos se celebrará a las 10 de la mañana, y el desfile de Judas también se adelantó dos horas respecto a años anteriores. “El objetivo es que quienes lleguen temprano y estén hospedados en el pueblo puedan participar, y que se reduzca la posibilidad de incidentes por la tarde”, explicó.
Se recolectará más de una tonelada de flores para la lluvia de pétalos 2025
En cuanto a la organización de la lluvia de pétalos, se espera recolectar entre una tonelada y media a dos toneladas de flores, provenientes principalmente de los invernaderos locales y de una empresa florícola del estado de Puebla. La rosa de Castilla, que crece en los alrededores de Mineral del Chico, también forma parte de la tradición.
Durante la misa, que se celebra el domingo por la mañana, alrededor de 28 personas se encargan de lanzar los pétalos desde las cornisas de la iglesia, además de un equipo logístico que coordina accesos y seguridad.
Olmos García destacó que la tradición involucra a diversas comunidades como Capula, Carboneras, Cimbrones, La Estanzuela, Manzanas y Santa Inés, tanto en la producción de flores como en la participación logística y religiosa.
Finalmente, el funcionario señaló: “Es una celebración que nos llena de orgullo, pero también implica una gran responsabilidad. Queremos que la gente disfrute de la tradición, pero con respeto al entorno y a la comunidad local.”
Por: Dulce Castillo
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