Más logros en equipo, menos individuales: El aprendizaje cooperativo
In principio erat Verbum
Si algo nos recordó la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 fue que la empatía, la solidaridad, pero sobre todo el trabajo colaborativo son piezas clave para enfrentarnos a un mundo impregnado de mayor celeridad e interconexión; y este mismo aprendizaje debe reproducirse en todas las actividades principalmente en el sector educativo.
No hay mejor forma para identificar si un mecanismo o esquema funciona que el de la evaluación, es por ello que la OCDE desarrolló el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o conocido como prueba PISA, estudio que, es importante mencionar no examina al alumno, sino al sistema educativo en tres áreas primordiales: ciencias, habilidad lectora y matemáticas, y el cual hace tres años anexó a éstos un reporte denominado Resolución de problemas en cooperación en el cual se analizaron las aptitudes para enfrentarse a situaciones difíciles actuando en colaboración.
Y es que hoy ya no es suficiente con saber leer, escribir y resolver problemas básicos matemáticos, sino que además las instituciones educativas deben preparar a los estudiantes para desempeñarse en un mundo donde casi obligadamente se tiene que confiar y colaborar con otras personas.
Derivado de ello, la educación debe centrarse en un giro significativo, cambiar del aprendizaje compartimentado, es decir, espacios cerrados, horarios determinados, calificaciones basadas en números, alumnos divididos por edad, asignaturas poco flexibles y evaluaciones rígidas; para dirigirse mucho más al aprendizaje cooperativo, el cual de acuerdo al Foro Económico Mundial supone un cambio en el paradigma educativo tradicional, ya que convierte al alumno en protagonista de su propio aprendizaje.
Esta aparente nueva modalidad en la educación permite que los estudiantes resuelvan retos o solucionen preguntas a partir de sus recursos, conocimientos e investigación; permite que sean ellos quienes planteen lo que desean aprender a través de proyectos que se desarrollan con compañeros de clase e incluso de otras asignaturas.
Es así que este aprendizaje permite que con el paso de los años puedan enfrentarse a diferentes eventualidades reaccionando de forma adecuada, buscando soluciones creativas, pero además adaptándose siempre en conjunto, porque jamás se pierde de vista que para la solución de conflictos se requiere del apoyo del otro.
Los modelos han ido cambiando a la par de los alumnos, por lo que este sistema ha comenzado a ser ampliamente replicado en países como Japón, Finlandia, Estonia, Canadá y EEUU; es por ello que en nuestro país se planteó este esquema durante la Reforma Integral de Educación Básica en el año 2009, buscando así comenzar a integrar la teoría y la práctica, promoviendo la responsabilidad en equipo y abandonando un poco la memorización y repetición.
En un mundo cambiante como al que nos enfrentamos debemos reconocer que trabajar en equipo es una de las habilidades que más valoran hoy las empresas globales entonces ¿Por qué no fomentar esta cualidad desde pequeños? Incorporemos este nuevo sistema y rompamos paradigmas porque la solución a los nuevos problemas sociales está justamente en la creatividad y la colaboración.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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