Más alcaldes investigados
Historias que contar
Lo vaticinó Julio Menchaca Salazar: “No bajaremos las manos al combatir a los corruptos”. Y días después se conocen dos casos más de alcaldes, presuntos responsables de malversación de fondos en el marco de la llamada Estafa Siniestra.
Uno es José Alfredo “N”, de Tlahuelilpan. Enfrenta su proceso en libertad, de acuerdo a lo que determinó el juez a cargo. Los señalamientos son peculado agravado y uso ilícito de atribuciones y facultades y mal empleo de recursos por casi 21 millones de pesos.
El otro es el edil de Pisaflores, Luis Francisco G.G. Le fincaron cargos por mal uso de la hacienda pública, algo más de 30 millones. El juez de control definió un plazo de seis meses para la investigación complementaria.
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En más sobre este tipo de señalamientos, se sabe que Luis Enrique N., de Nopala, sigue prófugo de la justicia. No justificó recursos públicos, estimados en 71 millones, cifra cerrada, que argumentó se emplearían para atender la pandemia y crecer la obra pública.
El gobernador Menchaca Salazar, quien ha otorgado todo su respaldo a Santiago Nieto Castillo, procurador en funciones, ratificó que seguirán en las pesquisas contra todo tipo de acciones ilegales, que ahora paulatinamente salen a la luz pública.
Cruel historia, fotoperiodista secuestrado
Daniel Rye Ottosen, nació en Copenhague, era un joven un tanto introvertido, pero destacaba como gimnasta. En una competencia, cayó mal y se lesionó severamente una pierna. Ya, días después, sus padres y sus hermanas le preguntaron que aspiraba ser, luego que el deporte no estaba en sus posibilidades. Tranquilo, respondió simplemente, en el entorno de una cena familiar; “Fotógrafo de prensa; creo tener cualidades”.
Ciertamente, al incorporarse a un corporativo de información, siempre con una cámara a su lado, quien lo supervisó le dijo que no era muy destacado en imágenes posadas, pero tenía habilidades para dedicarse al fotoperiodismo.
Ya como “freelance” anunció que iría a tomar gráficas en Siria para documentar el conflicto que vivía ese país. Daniel Rye adelantó que pensaba en fotos sobre la vida de la población civil, especialmente de los niños.
Una amiga le comentó que le ayudaría a cruzar la frontera de Turquía a Siria. Sí, lo hizo, para luego ser detenido por musulmanes.
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Al respecto hay una película, El secuestro de Daniel Rye. Impacta porque detalla como confinaban a los “supuestos enemigos de Siria”. Entre 2013 y 2014, 19 hombres con pasaporte occidental o ruso fueron llevados como rehenes a una pequeña y nada salubre habitación. Había una celda contigua para cinco mujeres; ellas no aparecen en el filme.
A uno los liberaron o fueron ejecutados. Solo uno fue soltado, el periodista británico John Cantlie. El joven Daniel estuvo confinado 398 días por el Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL, por sus siglas en inglés).
Padeció hambre, golpes y la amenaza permanente de que podía ser ejecutado. Fue tanto lo que sufrió que intentó sin éxito suicidarse. Había alguien quien negociaba libertades y al final pidieron algo así como 750 millones de dólares para dejarlo salir. Sus padres no tenían tantos recursos. Buscaron ayudas por donaciones de instituciones privadas y de grupos sociales. Al final reunieron lo solicitado y recobró su anhelada libertad. Otros no pudieron conseguirlo.
En la película se cuenta que siguió en su profesión de fotoperiodista, pese a que su inició no le resultó nada cómodo.