Mientras usted esta leyendo está columna, el IEEH, el Tribunal Electoral, la FEDE de la PGJEH y la UAEH, le brindaron un espacio para amplificar a Marcela Lagarde, feminista transexcluyente, para hablar de género e igualdad sustantiva.
Si usted no conoce a Marcela tiene que saber que ha sido una figura clave en los feminismos mexicanos, particularmente en la lucha del reconocimiento del feminicidio como violencia de género, sin embargo sus reflexiones han promovido la patologización y exclusión de personas lesbianas, trans y no binaries de los feminismos pero también en las políticas y los derechos humanos.
Así de compleja es y en cada presentación que ha hecho en los últimos años, se vuelve a visibilizar este hecho y comienzan sendas discusiones en las que se nos señala de violentarla, cancelarla cuando lo que estamos pidiendo es un ejercicio de crítica y reflexión necesario para construir un movimiento fuerte.
Hasta la fecha ninguna de las conferencias de Lagarde han terminado en la cancelación, los eventos se reagendan, se reubican y ella continúa dispersando su discurso en el que aparentemente se busca liberar a las mujeres, pero solo a las mujeres cis con ciertas características y eso, no puede tener cabida los feminismos que han visibilizado que no hablaremos de plena autonomía y libertad mientras alguna persona sea invisibilizada, violentada, patologizada.
Surge una pregunta, ¿es poco sororo criticar a Marcela Lagarde por el uso que está haciendo de su plataforma para validar y legitimar discursos antiderechos? No. Ya decía Audre Lorde que las herramientas del amo no van a desmontar la casa del amo. Dar por hecho de que debe haber un apoyo mutuo incuestionable, leal a una mujer por ser mujer es caer en los esencialismos y vaciar las teorías feministas de la parte política que busca desentrañar y desmantelar el sistema heterocispatriarcal. Prohibir la crítica a quienes formamos parte de estos movimientos, hace que se conviertan entonces en sectas, en lugares donde alguien, otra vez, concentra todo el poder.
De nuevo repito: está crítica no está desconociendo en absoluto su lugar en la historia de los feminismos mexicanos, solamente la situó, la complejizo para entender los errores que hemos cometido y no volverlos a repetir.
Sin sorpresas, hay un silencio sepulcral por parte de la sociedad civil hidalguense. No dudo que varies activistas vayan a ir al evento, a legitimar y dar eco a una persona que hoy fomenta discursos nocivos contra ciertas personas. Es bien sabido que gran parte de los feminismos hidalguenses son transexcluyentes y resulta doloroso, cuando hemos sido testigues de la violencia transfeminicida que ha sucedido en nuestro estado, en un momento histórico donde a nivel global son las propias mujeres cis las que quieren aferrarse a la escencializacion de una categoría que durante décadas denunciamos era el motivo de nuestra opresión.
Tanto la sociedad civil, como las instituciones convocantes de este evento tendrán que hacerse responsables por prestarse a ser cómplices de Lagarde, legitimarla y amplificar sus discursos de antiderechos que no liberarán a nadie, ni siquiera a quienes presuntamente quieren proteger.
- Nueva Conciencia Nacional recorrerá municipios de Hidalgo para recolectar 8 mil afiliaciones
- Claudia Sheinbaum presenta avances en seguridad
- Tesorería de Mineral de la Reforma suma tercer cambio en un año
- Edil de Acatlán destaca ahorro en laudos para comprar ambulancia
- Ejecutan a hombre en motocicleta en Tula