Lecciones judiciales

Desde lo Regional

Sobre el Poder Judicial federal los reflectores. Al margen resultados de la primera consulta ciudadana, pandemia y sus estragos, desafueros en el Congreso de la Unión, pobres resultados en la olimpiada de Tokio y hasta la salida del jugador estrella del futbol catalán. Los reflectores se detuvieron en el Poder Judicial de la Federación para registrar dos situaciones de repercusión nacional.

La Suprema Corte de Justicia protagonista del primer asunto. Originado en la gran reforma que pretende erradicar la corrupción en toda la organización judicial, el debate surgió del agregado a los artículos transitorios del decreto que le dio forma y por el cual se amplía dos años el mandato del ministro presidente.

Se provocó una cauda de opiniones –la mayoría contrarias-, desde que el añadido  se propuso en el Senado. Intervinieron juristas, políticos, académicos, comentócratas, el mismo ministro presidente a quien se llamó beneficiario directo y el presidente de la República que expresó su apoyo al transitorio y al ministro.

Cuando ya se esperaba el proyecto que resolverá la constitucionalidad o no de la norma sometida a consulta del Pleno de la Corte, se escuchó la voz de su presidente, que también lo es del Consejo de la Judicatura Federal,  anunciando su decisión de concluir esa responsabilidad conforme a lo preestablecido, es decir al finalizar el periodo para el que fue electo. Vino después el esperado proyecto que propone resolver  la inaplicación del precepto “por ser contrario a lo dispuesto de manera expresa, clara y precisa en la Constitución.”

Sin que faltaran las descalificaciones por tardío, y los reconocimientos por la honestidad profesional, fue evidente, cuando menos en los medios, una opinión favorable al final que tendrá el episodio.

Lección: la independencia judicial quedó significada en la señalada diversidad de criterios expresados públicamente por el titular del Ejecutivo y el representante del Judicial. Guste o no el respectivo estilo, se ganó con la confrontación de perspectivas.

El segundo asunto, más doméstico pero no menos mediático, tuvo por escenario la Sala Superior del Tribunal Electoral del mismo Poder Judicial de la Federación, donde sus integrantes decidieron, en un procedimiento poco común, desconocer a su presidente y sustituirlo. Entiéndase a manera de colofón de una larga sucesión de desencuentros entre las y los magistrados. Se provocó así una crisis que en pocas horas evidenció las desavenencias internas en ese importante órgano colegiado, y, lamentablemente, también  conductas de dudosa honestidad.

Aquí el matiz importa: se trata de un tribunal que resuelve diferendos políticos;  su origen, razón y peso son eminentemente políticos e iguales sus riesgos y afrentas. La trascendencia de sus sentencias cobra una afectación que impacta las estructuras políticas y gubernamentales, y el ejercicio del poder.  De ahí que deba ser refractario a la crítica, le sea favorable o adversa, y quienes lo integran se blinden con su proceder de los naturales ataques a  que sus facultades les exponen.

Lección: las actitudes personales, el comportamiento público y las decisiones colegiadas de las y los integrantes de  un órgano de impartición de justicia, traslucen mucho más de lo visto por el ojo ciudadano, de ello depende la credibilidad, prestigio y respetabilidad de esas instituciones a las que después solo queda la fragilidad. A propósito conviene repensar la conveniencia de la presidencia rotatoria, evita contaminar la facultad jurisdiccional.

Tomo de Miguel Bonilla López el siguiente párrafo: … habrá, entre los jueces humanos, quien pueda ser a un tiempo más de una cosa buena y servir de ejemplo de tolerancia, prudencia, excelencia y todas las virtudes que se quiera, pero será ejemplo durante el limitado número de jornadas en que puso o supo comportarse así, virtuosamente a tope, por completo, pues no podrá serlo así cada hora, cada minuto, día a día, porque se presentarán otros intereses que lo distraerán del recto dictado de una sentencia.[…] …habrá mujeres y hombres virtuosos –que ojalá así sean y hayan sido los que hasta ahora encontraron sitial en las cortes de justicia-, pero no sempiternamente virtuosos. (Los jueces eléctricos. Ubijus, 2020)    

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