Las lecciones de las elecciones
Desde lo Regional
Con el recuento que este día se haga de los resultados obtenidos en los distritos electorales federales y locales, y la entrega de constancias a quienes hayan triunfado, concluirá formalmente la jornada electoral. Vendrá después lo contencioso-electoral hasta la solución definitiva de los asuntos sometidos a los órganos jurisdiccionales.
Las primeras apreciaciones del proceso más grande registrado en nuestra historia electoral surgieron el mismo domingo de los comicios. No fue necesario esperar al análisis que los medios hicieron apenas cerradas las casillas. A lo largo del día las redes sociales dieron información en tiempo real de su desarrollo por todo el territorio nacional. Comentarios, imágenes, videos, y desde luego el tradicional humor mexicano, mostraron de cerca las diversas facetas del ejercicio democrático, de lo más amable a lo más agresivo, de lo formal a lo festivo, de la satisfacción ciudadana a la denuncia de ilícitos.
Siguieron las primeras y usuales reacciones oficiales, partidarias y de candidatos, los análisis inmediatos en los medios que desplegaron y mantuvieron amplia cobertura informativa. Al día siguiente aparecieron columnas más elaboradas, documentadas en hechos, cifras de cómputos y proyecciones. Dos elementos quedaron señalados desde aquel primer momento: las mínimas alteraciones al orden y los procedimientos establecidos y, las instituciones mexicanas, todas, cumplieron sus respectivas responsabilidades, lo cual significó la primera buena lección en un Estado democrático de derecho, donde se empezó a perfilar la geografía política trazada por el ejercicio del voto.
Segunda e importante lección, dado el hostil contexto previo: el normal funcionamiento de la extensa y compleja maquinaria a cargo del Instituto Nacional Electoral que de esa forma, en una prueba de alta tensión, mostró sus fortalezas y reiteró la importancia de su existencia para la vida democrática del país.
Entre otros, destacan tres elementos en el saldo favorable para el INE: primero y muy valioso la participación de miles de ciudadanas y ciudadanos a cargo de las mesas receptoras de la votación, su cómputo y procesamiento de toda la documentación generada para probar lo sucedido, a partir de la cual se validarán los resultados que sustentan el ejercicio de los cargos votados. Así se reiteró la condición ciudadana del órgano constitucional autónomo.
Segundo: la obtención y publicidad de los resultados el mismo día de la jornada por los medios tecnológicos legales, sin dudas generadoras de descalificaciones o conflictos. Las inconformidades se ventilarán en los tribunales y eso abona a la certeza del electorado en los procesos realizados dando credibilidad a las institucionales responsables.
Un tercero, relevante al realizarse este proceso en medio de una pandemia que requiere condiciones sanitarias de gran escala para evitar un contagio masivo. No es tema menor si en la balanza se colocaron la salud de las y los electores, en un platillo, y en el otro el ejercicio de un derecho político. Posponerlo era una amenaza.
Conviene también enfocar la mirada hacia sus similares locales para valorar la trascendencia nacional de su permanencia regional.
El análisis continuará desde todos los enfoques posibles. Así se harán los cortes referentes al comportamiento y saldo para los partidos, incluida la desaparición de los que no alcanzaron los mínimos indispensables, la identificación de los nuevos equilibrios políticos nacionales y regionales, la correlación de fuerzas y construcción de mayorías en los órganos de representación, especialmente en el Congreso de la Unión, la segmentación del electorado y sus preferencias en base a la focalización de resultados y el número de casos presentados al Ministerio Público.
Habrán de estudiarse otros impactos, dos en particular: la presencia por primera vez, de seis gobernadoras a cargo de los poderes ejecutivos de sus estados y la modificación en el color partidario de las alcaldías de la Ciudad de México.
Visto ese mapa conviene una lectura en dos planos para entender su correlación: la del federal donde el gobierno se acerca a su primera mitad; y la local con sus treinta y dos distintas realidades.