La Barranca reconoce a José Agustín por su aportación a cultura mexicana
Con un homenaje a José Agustín por su aporte a la cultura mexicana, La Barranca y Comisario Pantera hicieron un pacto de complicidad con sus fans al compartir escenario en la capital del país este fin de semana.
Ubicado en la colonia Narvarte, el centro de espectáculos La Maraka fue el espacio que sirvió para que dos bandas protagonistas del rock mexicano presumieran su repertorio a un público que iba desde veinteañeros hasta quienes no tuvieron empacho en mostrar sus canas, haciendo gala de sus años de vuelo en la vida.
La banda originaria de Milpa Alta fue la que rompió la espera de quienes aguardaban impacientes en las mesas dispuestas alrededor del escenario. Comisario Pantera entró con fuerza y mostró por qué es una de las bandas indie más escuchadas de la escena nacional.
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Por las características de La Maraka, que en el pasado estaba dedicada a la difusión exclusiva de música tropical, Darío Vital dijo que el lugar le recordaba aquellas tocadas de su etapa escolar, cuando tenían que picar piedra para abrirse espacios donde presentarse.
Pero la disposición de las mesas no impidió que el público se levantara para sacudirse ante la energía de su estilo retro, como aquel rock que invadía la radio en la década de 1960. Las guitarras clásicas, distorsionadas, y sus rolas de corta duración eran una invitación a disfrutar de su fuerza y brevedad.
Como “El futuro luce brillante”, de su nuevo disco Instinto Felino, que salió del horno apenas el año pasado. Aunque no dejaron de interpretar piezas de su ya amplia trayectoria, que se remonta a 2005, cuando fundaron la banda. Así el público pudo escuchar “Aire” del 2015, o “Murasaki” de 2012, o “Éramos adolescentes” de su EP Los Solitarios producido en 2013.
Cuando faltaban pocos minutos antes de las 22:30 horas, la banda capitalina, que en ciertos momentos recuerda el sonido de los madrileños Hombres G, cerró con “Amiga”, de su álbum Tiempos Mejores, haciendo que el público abandonara sus mesas para poder zarandearse al ritmo de uno de sus sencillos más escuchados.
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La Barranca rompió la tranquilidad de la noche
Poco después de las 23 horas La Barranca rompió la tranquilidad de la noche para complacer a sus viejos y fieles seguidores con temas como “El Alacrán” de su álbum debut El Fuego de la noche, producido en 1996 y que contó con la colaboración de músicos consagrados como Federico Fong y la cantante Cecilia Toussaint.
La banda mexicana, que navega entre la obscuridad, el rock progresivo, el son cubano e incluso la música electrónica, paseó también por su segundo disco Tempestad, de 1997, al interpretar “El Faro”, que nos muestra el lado oscuro de la banda: “Es tan negra la noche, que quien se perdió, se vuelve de sombras”, cantó Aguilera, entre las penumbras.
Al reflexionar sobre la doble contingencia ambiental que vivimos este último fin de semana de febrero, Aguilera contó que, paradójicamente, la tarde del sábado había visto un maravilloso cielo despejado en la Ciudad de México, y después soltó los primeros acordes de “Una tarde en la vida” de su disco El Fluir (2005), donde precisamente le canta a esas estampas citadinas de la urbe: “No hay que dejar que muera la tarde/ No hay que dejar pasar un sol así/ Maldigo a la ciudad/ Pero jamás he visto un cielo igual”.
Pero no todo fue un viaje al pasado, la banda también mostró su trabajo más reciente, como «Sueño de Orquídea», de su álbum Entre la niebla, donde podemos encontrar ciertas reminiscencias crimsonianas.
Casi al cerrar la noche, Aguilera recordó la reciente muerte de José Agustín, a quien identificó como un guía de sus propios pasos y a quien ubicó como un referente para la cultura en México. Dijo que fue invitado por su propia familia, a formar parte del homenaje nacional que se le rindió el pasado domingo en el Palacio de Bellas Artes.