Invaluable, transmitir emociones  a través de la música de saxofón 

Libertad Cuevas Naranjo no solo ameniza la vida de los transeúntes en el Jardín La Floresta, en Tulancingo, es la artista que al tocar su instrumento musical busca que la juventud “vaya viendo otras formas de vida”. 

“Me gustaría ayudar a la sociedad a que tenga un pensamiento diferente, algunos tienen el talento y a veces no saben, así me pasó a mí”, expresó la saxofonista en entrevista con La Jornada Hidalgo. 

Abrazada a su instrumento para evitar que fuera a caerse, señaló que la gente todavía se queda sorprendida de ver a una mujer tocar el saxofón. “Pero es más como una emoción que les provoca”, agregó.

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Hace honor a su nombre 

En las calles, la también cantante profesional hace honor a su nombre, el cual proviene de la historia de su papá, que fue disidente. “Me llamaron así por sus ideales”, cuenta la hija de Antonia Naranjo Ibarra y Arnulfo Cuevas Benítez. 

Para esta artista la libertad es “hacer lo que tú quieras siempre y cuando no afectes a los demás”. 

“Al principio sí tenía miedo de que me fueran a quitar el instrumento. Pero dije ‘es mi lugar de nacimiento, aquí me he sentido libre, cobijada por la gente’, aunque tenemos la idea de ir a varios municipios”. 

Recuerda que momentos antes de la entrevista, al abrir los ojos mientras tocaba una pieza, una señora de la tercera edad en silla de ruedas estaba frente a ella escuchándola, “eso es algo invaluable”, expresó. 

Lo más complicado es la interpretación 

Desde su corta edad, a Libertad le llamó la atención el saxofón, “siempre jugábamos a que éramos la banda de rock”, contó, pero la verdadera influencia por dedicarse a la música vino de su hermano guitarrista. 

Luego de estudiar canto en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la joven aprendió a tocar el saxofón de manera autodidacta. 

La artista hidalguense reconoce ya entrada en la conversación que ejecutarlo requiere mucha energía, hacer ejercicio, respirar y alimentarse bien, porque es un instrumento que cansa mucho. 

Además de eventos privados, donde toca de todo, desde versátil, jazz, rock, pop, música moderna, actualmente también participa como saxofonista en un ensamble acústico. 

“La interpretación es lo más complicado y sacarle un buen sonido, eso depende de la calidad del saxofón, de la boquilla, después la embocadura y la musicalidad”. 

Esto porque, a diferencia de un cantante, dijo, la letra ayuda a que la gente sienta la interpretación, y un instrumento musical se puede escuchar bonito, pero no transmitir nada. 

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“Europa” de Carlos Santana 

Tocar el sax es muy importante en la vida de Libertad, ya que además con su instrumento canaliza muchas de sus emociones. 

“A él (su papá) le gustaba mucho ‘Europa’, de Carlos Santana, y cuando la toco me dan ganas de llorar, de hecho aquí la toqué (Jardín La Floresta), mi papá siempre se sentaba allá a leer todas las tardes, era un hombre muy culto. 

“Cuando empezamos a tocar de este lado del jardín, me dicen ‘vamos a tocar «Europa»’. Empecé con mis lágrimas, no me pude contener, fue el lugar, el momento y la canción”, recordó. 

Admiradora de Graziatto y Daniele Vitale 

Libertad es admiradora de los saxofonistas Graziatto y el italiano Daniele Vitale, “son muy diferentes los dos, modernos sonidos que ya no son tan de jazz y me agrada lo enérgico”, detalló. 

Más que pertenecer a una banda, el propósito de la saxofonista hidalguense es continuar en el ensamble acústico.   

No obstante, uno de sus anhelos es tocar música mexicana con el saxofón, “es que a mí me gusta mucho la cultura y en ese sentido para fomentar las canciones tradicionales de nuestro país”. 

Tener una calle del artista 

“Me gustaría invitar a la gente a que venga, que escuche un momento de música, la gente nos ha dicho ‘ya me regalaron un momento agradable, ya me puse contenta’; que nos sigan en redes sociales (en Facebook se encuentra como Libertad Cuevas Saxofonista), nos ayuden a compartir nuestro trabajo”. 

Lo mismo pide para otros compañeros que, como ella, se presentan en espacios públicos. “No es hacer competencia, es compartir diferentes instrumentos”, asegura, al tiempo que se imaginó “si hubiera una calle del artista”. 

“¡Ay, sí!”, reafirmó su deseo, “o un teatro donde se pudieran presentar, es mucha gestión cultural, es inversión, pero lo necesitamos”, concluyó.