Inseguridad e impunidad dos flagelos sociales

Balcón Político

Apenas el fin de semana pasado, en distintos operativos conjuntos, el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, recuperaron combustible, vehículos, armas, droga y repelieron, en una acción, a los delincuentes, con salgo de cuatro heridos.

Los cateos, derivados de denuncias anónimas, ocurridos en Atotonilco de Tula y en Nopala de Villagrán, reflejan por un lado la eficacia de los cuerpos de seguridad para frenar la acción de los grupos delictivos en la entidad, pero al mismo tiempo, también nos indican que si en un sitio dan un golpe a la delincuencia, por otro lado siguen haciendo de las suyas los maleantes, sin que los inhiban cateos, detenciones y hasta enfrentamientos en los que se juegan la vida.

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Cada vez, nos enteramos de hechos delictivos más violentos, como las ejecuciones de personas a plena luz del día, enfrentamientos, lucha de huachicoleros contra uniformados y a pesar de las acciones de las autoridades, la delincuencia no tiene freno.

Otro problema severo que padecemos los mexicanos, y los hidalguenses, es la impunidad con que actúan los delincuentes en el entendido de que si los capturan pueden salir libres a la brevedad, porque no hay denuncias en su contra o por otras razones de pesos.

La Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), dice que en el 2023 se cometieron en el país 31.3 millones de delitos de los cuales sólo se reportaron el 104. Por ciento y de esta cifra, en el 68 por ciento las agencias o fiscalías iniciaron carpetas de investigación.

Es decir, que del total de delitos ocurridos el año pasado, el 92.9 por ciento no se investigó.

¿Por qué no se denuncian los delitos? La encuesta dice que un 34.4 por ciento de los afectados consideran que es una pérdida de tiempo; 12.7 por ciento, manifestó desconfianza en la autoridad; 9.8 por ciento porque los trámites son largos y difíciles.

Estas son algunas razones de la impunidad de la que se aprovechan los maleantes para seguir delinquiendo.

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