¿Escaso acceso digital en América Latina?

In principio erat Verbum

No puede resolverse un problema pensando de la misma forma que cuando fue creado. 

Albert Einstein 

Desde 1760, cuando la Revolución Industrial desencadenó cambios alrededor del mundo gracias al uso de nuevas tecnologías, los avances no se han detenido; sin embargo, los últimos 20 años han marcado un parteaguas. 

Es así que hoy el acceso digital ha permitido grandes cambios en las distintas áreas de la vida cotidiana y también ha impulsado la transformación de esquemas, y ha evolucionado al punto de que un amplio porcentaje de instituciones y empresas públicas y privadas dependen de internet para llevar a cabo sus funciones. 

Es imposible negar que muchos de los servicios que adquirimos actualmente están marcados por internet, de acuerdo a datos deThe Competitive Intelligence Unit (The CIU), en 2019 la tasa de crecimiento de las inversiones en telecomunicaciones fue de 26.2 %, así mismo, la adquisición de smartphones aumentó 5.5 % sólo en el primer trimestre de 2020, sin embargo, en cifras de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información (ENDUTIH 2018), desarrollada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se reveló que más del 40 % de la población del país aún carece de acceso a internet. 

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Los puntos a favor del acceso digital son muchos y claros, la digitalización impulsa la inclusión social y financiera, además promueve avances en materias como la educación, la salud y la política, sin embargo, pese al avance aún existen desafíos importantes como: la cobertura deficiente y desigual, altos costos en tecnología, la brecha y el analfabetismo digitales. 

En datos del Banco Mundial, en la actualidad menos del 50 % de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9.9 % cuenta con fibra de alta calidad en el hogar.  

Y si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, el uso y la penetración reales siguen siendo bajos con solo un 37 %. Además, hay que mencionar que los planes de datos y los dispositivos con internet no son asequibles para las personas pobres de la región, ya que, en promedio, el costo de un plan de datos de solo 1 GB representa el 2.7 % del ingreso familiar mensual (o entre el 8 % y el 10 % para el quintil en algunos países), muy por encima del umbral de asequibilidad del 2 % de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. 

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Derivado de lo anterior, es necesario que hoy se replanteen escenarios y que se comience a abordar la brecha digital como un problema serio que puede causar una disminución en la inclusión social y el crecimiento económico, incluso la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) mencionó que existe el riesgo de que la brecha de acceso a las tecnologías digitales se convierta en el nuevo rostro de la desigualdad, por ello, es urgente universalizar el acceso a las nuevas tecnologías para reconstruir mejor con igualdad y sostenibilidad. 

Es indiscutible que el acceso digital trae amplios beneficios, es por ello que trabajar en su incremento puede significar un punto medular entre el avance y el rezago, por lo que hoy, y frente a los cambios tan acelerados del último año, es necesario que los gobiernos e instituciones continúen trabajando en el acceso a internet, la disminución de precios y en la transformación tecnológica. 

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.  

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