El regreso a las actividades económicas en Pachuca
No hay cosas gratis
Por las conversaciones que he tenido con comerciantes del centro algo es seguro: el segundo cierre de empresas ha sido más dañino que el primero.
No es difícil entender por qué, este segundo cierre tuvo, al menos, dos características que no tuvo el primero: no fue un cierre en todo el país y el dinero para sobrevivir era menos o inexistente. Dado que el cierre no fue general, los compromisos de pago adquiridos con proveedores no se detuvieron, incluso los compromisos con el gobierno como los impuestos y la seguridad social no se detuvieron. Por otro lado, después de ocho meses de cierres y ventas bajas el dinero que se tenía guardado se ha acabado o la capacidad de endeudarse ha llegado al límite. Muchas empresas, para cuando llegó el segundo cierre, ya habían destruido todo su capital.
Lo que nos ha mostrado esta crisis es que entre más pobre es peor. Imaginen que es de noche y están en un bosque donde hace mucho frío, tienen que mantener prendida una fogata para sobrevivir y hay que mantener prendida esa fogata con la leña que tienen guardada. Los que casi no tienen leña van a acabarse su leña muy pronto, se va a apagar la fogata, van a pasar frío y tal vez no amanecerán, mientras que los que tienen mucha seguramente van a aguantar hasta que salga el sol. Algo similar pasa con las empresas, las más pobres van morir y las más ricas son las que van a aguantar. Lo que vamos a tener al final es una gran cantidad de empresas pequeñas muertas.
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¿Qué hacer? Como ya platicábamos una vez, hay que controlar la epidemia, al controlar mejor la epidemia se recupera mejor la economía. Hoy es el momento para empezar a buscar nuevas formas de control eficaces antes de regresar al punto en que haya que volver a cerrar. En este momento la tendencia de casos es a la baja pero no han controlado nada, tenemos prácticamente los mismos casos confirmados que en junio, cuando estábamos en rojo, lo que se esperaría al volver a abrir es que, de no hacer nada diferente, los casos vuelvan a subir. Lo que hay que evitar a toda costa es otro cierre. La economía es como una locomotora, cuando la detienes no alcanza en poco tiempo la velocidad que traía cuando la detuviste, el peso que carga es tanto que toma su tiempo arrancar y acelerar, así cada vez que la detengas.
Otra cosa que hay que hacer es vacunar muy rápido. Si es necesario desligarse de la estrategia de vacunación del gobierno federal hay que hacerlo, no sólo en términos logísticos sino también en decidir a quién se vacuna primero, muchos epidemiólogos coinciden en que es un error comenzar a vacunar en zonas rurales en lugar de empezar en zonas urbanas dónde los contagios son mayores. El cimiento de la decisión tiene que ser la ciencia y no la política.
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Por último, un efectivo programa de reactivación económica. Programas a la medida de diferentes sectores porque no todos los sectores viven la crisis igual, hay unos que la están pasando peor que otros, y es muy importante que este programa sea accesible para las microempresas que es en donde está el mayor problema. Uno de los errores con variosde los programas de apoyo es que están fuera del alcance dela mayoría de las microempresas. Por ejemplo, el Programa Impulso Nafin + Hidalgo es prácticamente inaccesible para muchas zapaterías, papelerías o restaurantes pequeños. Incluso hay que diseñar programas para las microempresas que ni siquiera usan bancos, se podrían crear créditos revolventes y solidarios para capital de trabajo, te presto, lo pagas y si lo pagas te presto y le puedo prestar a otros.
Parece que no aprendimos mucho del primer cierre pero nunca es tarde para empezar a hacer las cosas bien. Ya decía Einstein, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.