El hombre de guitarra en mano y palabra en la boca
Para el profesor, narrador y poeta el Festival Cuento a Cuento, Mano a Mano es su mayor satisfacción
Docente de profesión, narrador por vocación y apasionado de las letras es como se conforma la hoja de vida del hidalguense Jorge Antonio García Pérez.
El poeta, cancionero y también cuentacuentos nació en Progreso de Obregón el 23 de abril de 1956. Su formación profesional se dio en la Escuela Normal Rural del Mexe, siguiendo el ejemplo de su padre y con la influencia que otorga un hogar lleno de libros, su carrera la concluyó a los 17 años formando a sus primeras generaciones en la Sierra hidalguense.
“Crecí leyendo mucho, soy de la época de ‘Calimán’ y ‘Chucho el roto’; recuerdo mucho escuchar la serie ‘Teatro en el aire’, eso influyó para que en mi ejercicio como docente fuera obligado llevar cuentos a las prácticas, desde el inicial, el de motivación y de cierre para los niños”, recuerda.
Con la ilusión de estudiar una segunda carrera retomó la preparatoria, proceso en el cual fundaría la librería “Salvador Allende”, en Mixquiahuala, espacio que se convirtió al tiempo en una sala de lectura.
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Teatro de calle
“Para pagar la renta de ese local íbamos de casa en casa vendiendo libros, y si no nos compraban, por lo menos les cantábamos una canción o un cuento y desde entonces me vuelvo hombre de guitarra en mano”.
Para mantener activa la biblioteca, García Pérez obtenía fondos cantando canciones infantiles y de protesta en calles y camiones, así se encontraría con el teatro de calle en la Ciudad de México, conociendo a personajes como Ismael Colmenares a Luis y Enrique Cisneros, del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística.
“El CLETA me recibe y esa fue como mi universidad de teatro, porque al final no estudié la carrera, sino que me formé en la calle de forma autodidacta, con múltiples talleres y por una gran cantidad de libros relacionados con el teatro”.
Su andar por las artes escénicas le brindó la oportunidad de presentarse en distintos escenarios, principalmente de Pachuca, como director y actor, a la par de continuar la docencia, ahora como formador de docentes en el área artística.
Narración oral y cantautor infantil
A partir del Plan de Actividades Culturales de Apoyo a la Escuela Primaria, implementado a nivel nacional por 16 años, se impulsó su camino por la narración oral escénica.
“En ese tiempo comenzó un movimiento iberoamericano de narración; y ya para 1990 hago mi primer espectáculo individual de narración oral, ‘El corrido de Celestino Rentería y otros cuentos mexicanos’, así como trabajos de otros autores mexicanos”.
Sin alarde, asegura que el conocimiento que ha logrado expresar a través de la palabra es extraordinario, convocando mundos, provocando emociones y congregando a docentes, promotores de lectura y familias enteras.
Con guitarra en mano y palabra en la boca, como se define, se hizo cantautor infantil, creando alrededor de 150 canciones grabadas dentro y fuera del país, dejando, además, un legado a través de la agrupación Narradores Orales del Valle del Mezquital.
“Llevamos nueve años celebrando el Festival Cuento a Cuento, Mano a Mano, con lo que recorremos municipios de forma independiente y en asociación con el estado para tener mayor alcance. Esa es mi mayor satisfacción: es el legado que prevalece, que se deja para que próximas generaciones den continuación”.
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Cooperativa editorial
Durante pandemia llevó a cabo el taller Creación Literaria Infantil y Juvenil Magister Hidalgo con lo que se creó la cooperativa editorial que permitiría la impresión de títulos infantiles como En brazos de la poesía No.1 y Maggie en las penumbras del Covid.
Entre los próximos proyectos del poeta y narrador se encuentra la reactivación de talleres de Matroliteratura, dar impulso a los nidos de lectura, la consolidación de una organización internacional de directores de festivales de cuentos y la décima edición del Festival Cuento a Cuento, Mano a Mano; y la incursión en la plataforma YouTube.
Sus premios
- Obtuvo el Premio Nacional de Poesía CREA en 1986 por “Música de llanto de luna”
- Acreedor al Premio Genaro Guzmán Mayer en 1988 por “Nostalgia del cayuco”
- Premio Ópera Prima Miguel N. Lira 1991 por “Gente de costumbre”
