El clan Badillo y su tradicional chapulineo
Testigo protegido
Por mucho tiempo apoyaron al rojo y obtuvieron grandes beneficios, después respaldaron al azul y también les fue muy bien, luego, siendo colorados financiaron al naranja y de nueva cuenta les espumó el jarro, pero no se quedaron ahí y emigraron al morado, logrando la cereza del pastel con doble premio, una alcaldía y una diputación, desde ahí tejieron una red de compromisos que se amplió a varios lugares de la Huasteca y se afianzaron económicamente pero no en lo político, pues en el 2021 tuvieron un fuerte descalabro, y así comenzó la debacle.
Años antes del 2022, cuando el delfín se convirtió en el perro y que mordió la mano del amo que le dio de comer, unos y otros tomaron caminos diferentes y comenzó el éxodo de la familia en búsqueda de nuevos oros para seguir pegados a la ubre, de la que han salido las grandes fortunas que son una mentada de madre para una sociedad engañada repetidamente por un grupo que textualmente no ha sido ejemplo de lealtad sino de traición.
En el 2022, con el proceso de renovación del poder ejecutivo en el estado, los miembros de este clan se dispersaron por diversos rumbos, entonces dijeron que defendiendo sus ideales, lo cierto es que se sabe fue por sus intereses y quedó a la vista eso porque los hermanos mayores se reunieron con la postulada por el rojo, otros con el del guinda y estos mismos enviaron a sus descendientes al naranja, a ver que pescaban.
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Pasado el proceso y con el triunfo del guinda se reagruparon, y cual camaleones, su piel se tornó guinda y se exhibieron jubilosos de «haber sido parte de la historia, de la transformación de Hidalgo, de la transición de la hegemonía de la mafia del poder (a la que pertenecieron), así como de de la supuesta democracia y respeto por la decisión del pueblo bueno y sabio por un cambio.
Hoy, de nueva cuenta y previo a unas elecciones, los Badillo repiten lo que saben hacer y muy bien, distribuirse hacia donde mejor les convenga, y de ejemplos están los sobrinos consanguíneos de Raúl que en fecha reciente se subieron a la nave qué, según su apreciación, podría sacarlos de la pobreza hallando un garbanzo de a libra y seguir succionando le presupuesto mediante jugosos contratos por ejecución de obra pública hipervalorada y de pésima calidad.
Darío Humberto Badillo Zúñiga, porrista oficial de Francisco Xavier Berganza, excandidato de MC, busca la candidatura de ese instituto a la alcaldía de Huejutla, pero fue precisamente la derrota del cantante lo que lo hundió y sacó del escenario de los naranjas, pues inmensamente se vio que no traía nada qué ofrecer al Partido y la dirigencia volteó hacia otro personaje, un joven empresario que trae trabajo a favor de la sociedad.
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Al ver derrumbado su sueño, Darío Humberto, a quien la gente ubica con el mote de Tutuche, buscó a su tío Raúl, uno de los miles neo morenistas huastecos que de la nada y con el simple hecho de tener dinero, se enquistaron en el movimiento de regeneración nacional buscando la tabla de salvación a sus problemas políticos y observaciones por parte de la auditoria del estado, por su negro paso por la presidencia municipal de Huejutla.
Raúl Badillo, concesionario del Partido Verde Ecologista de México, abrió la puerta a su sobrino y seguramente desde ahí le hará «sombra» a quien Morena postule a la alcaldía del mayor de los municipios de la Huasteca Hidalguense: Huejutla.
Es obvio que a Raúl le sirve al colar a su sobrino como regidor en la próxima asamblea, pues es la forma en la que podría presionar a quien quede de alcalde, a ceder a sus caprichos y obtener contratos para ejecutar obras que les dejen a ambos una buena ganancia, porque al final eso sería todo, Tutuche no ganaría ni la delegación del barrio donde vive, y quizá no sea tanto porque sea mala persona, pero carga en su espalda el negro pasado de los Badillo.
Pero si esta carta no le fuera suficiente a Raúl, convertido ya en el movedor de los títeres de la familia a la que pertenece y lidera, prepara ya otra opción en la persona de su sobrino Darío Badillo Galván, quien un día despertó, así, de la nada, abrió los ojos y por obra y gracia divina descubrió qué el cielo le había otorgado un grande y bondadoso corazón, revelándosele qué podría hacer obras de caridad, dar sin esperar nada a cambio, trabajar sin paga alguna y repartir sus bienes entre los pobres, algo que no ha comenzado a hacer pero que según afirmó, esta en la mejor disposición de llevar a cabo a través de una organización que justamente nace y se presenta previo a unas elecciones.
Lo malo para los Darío es que eso no funciona ya, y menos porque son ellos los que se han puesto a la cabeza de los proyectos, y definitivamente su cuento chino es difícil de creer, porque habría que recordado que sus papás y tíos, en otro momento y circunstancia, igual crearon una fundación que luego de concluir le proceso electoral para el que se apuntaron jamás funcionó.
Así las cosas para esta noble familia que no se conformó con tener un prestigio y reconocimiento social por ser trabajadora y económicamente solvente, sino que quiso incursionar en lo político para tener en las manos un poder que, por los excesos en su manejo, terminó por hundirla en el fango del que no han podido salir y del que se ve difícil puedan escapar.
Rojo, azul, naranja, verde, guinda, morado y amarillo, son colores de los que se han vestido según sus necesidades, por eso hoy en día sólo ellos saben de que otro color se vestirán en el futuro inmediato que es en el 2024.
Por Iñaki Fernández