El arte de la muerte en relatos cortos

En México es bien sabido que la conexión con la muerte y el terror es grande, no por nada es el país que festeja a esos seres que ya no están, pero que en el otro plano bajan a convivir con los vivos.

Por ello no es raro que escritores nacionales tengan su propia idea del significado de la muerte y cómo esta puede ser terrorífica.

Y en este tenor, la Editorial Fondo Blanco y el escritor Gerardo Lima reúnen en Ars Mortis a diferentes autores nacionales quienes recrean en sus historias los miedos más habituales que muchas personas desarrollan desde la infancia.

Estos miedos son tan cotidianos que ya no los vemos ni sentimos; sin embargo, cuando se cuentan de una manera en que la imaginación da rienda suelta, pueden ser extremadamente terroríficos.

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Gerardo Lima, quien ha sido ganador del premio estatal Dolores Castro de Poesía 2014 y ha obtenido Mención Honorífica en el XXXIV Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción, explicó que la intención con dicha antología fue que los autores, todos contemporáneos, tuvieran la libertad de crear cuentos sin darles una pauta.

“La idea de esta antología fue tomar a distintas voces de autores contemporáneos y muchos de ellos que fueran, pues, muy jóvenes. En algunos casos no estaban tan en boga, pero están trabajando y escribiendo.

“Entonces esa fue la idea, trabajar un catálogo de diferentes voces y se les dio igual un espacio muy libre para que escribieran cuentos de terror sin darles como tal una pauta. O sea, no era como de ‘tiene que ser sobrenatural o tiene que ser con monstruos’, para mí lo importante era que ellos, bajo su misma perspectiva, mandaran un relato que tuviera su propia visión de lo que es el terror”, aseguró quien escribió el último de los cuentos que se titula Theotokos.

Historias como la de Ficus Carica, de Lola Ancira, es uno de los cuentos que por el manejo de las emociones puede llegar a ser tan oscuro, terrorífico, pero también melancólico que, sin duda, es el más gótico y, podría decirse, bello, del compendio.

Pero para Gerardo otro de los relatos que consigue erizar la piel es el de la escritora jalisciense Edna Montes, el cual se titula Whipping Gril, y es que su manejo musical y el tema sobre el fin del mundo son los elementos para no dejar de leer, obviamente con la luz encendida, por aquello de que el miedo no anda en burro.

Y pese a que la narrativa mexicana de dicho género no ha sido la más explotada en el país, sí hay muchos seguidores de ella; el escritor siente que el valor que se le da todavía es muy incipiente.

“Tanto la consolidación como la misma lectura, porque, por ejemplo, de vez en cuando me pongo a buscar autores mexicanos de terror, autoras mexicanas de terror y salen muchas y más cuando empieza a acercarse octubre.

“Es un tema muy socorrido en octubre y en noviembre y está bien, pero digamos que son autores que también han trabajado durante varios años el género y no está nada mal, pero de pronto siento que se pierde, incluso yo lo pierdo”, comentó.

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Ars Mortis muestra un equilibrio entre autoras y autores, y sin dudar Gerardo Lima explica que la idea era poner el punto de vista de las mujeres y los hombres con respecto al terror.

“En parte la idea era esa, sí (equilibrio) realmente fue trabajar cuentos de escritores que tuvieran unas voces muy distintas algunas, pues fue mucho más sencillo.

“Aunque ya los había leído o los conocía bien, pero no los había leído como tal en terror, entonces la idea era esa, buscar precisamente ese tipo de cosas y se iba más o menos equilibrando”, explicó.

Lima reveló que abrió la invitación a varios escritores; sin embargo, por tiempos y por situaciones de espacio, no pudieron estar.

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Y aunque no descartaría que se pudiera realizar un segundo tomo de cuentos de terror, no está seguro de que se realizara, ya que, tanto la editorial como él, buscan hacer cosas diferentes para sus lectores.

El terror en Ars Mortis es algo cotidiano, algo que se puede ver en las noticias, revistas, diarios y que es el pan nuestro de cada día con respecto a la violencia que se vive en el país. Pero el tratamiento que se le da a este tipo de situaciones hace del libro algo especial para no dormir.

“La narrativa de la violencia ya está igual trabajando con el terror. Entonces para mí es algo que tenemos ya como muy inherente.

“Por ejemplo, lo que quería hacer era trabajar con cosas de violencia, cosas del cuerpo humano y eso es una visión que sí está muy presente en muchas narraciones”, aseguró.

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