Despiden a Sinéad O’Connor en Irlanda con ‘Natural Mystic’, de Bob Marley

Multitudes de admiradores se congregaron en las calles de la ciudad natal de Sinéad O’Connor en Irlanda para despedir a la talentosa cantante al paso de su cortejo fúnebre ayer después de un funeral privado.

Una antigua combi VW con bocinas en el techo que sonaban a todo volumen con la canción de Bob Marley Natural Mystic musicalizó el cortejo fúnebre a través de una gran multitud de fanáticos a lo largo del paseo marítimo de Bray. O’Connor había dicho que amaba la música de Marley.

Los devotos del canto de la irlandesa y los conmovidos por su vida a veces problemática arrojaban rosas y otras flores sobre la carroza que iba detrás de la combi.

Un grupo que había esperado durante más de una hora fuera de la antigua casa de O’Connor, interpretando sus canciones, comenzó a aplaudir cuando cuatro policías en motocicletas que encabezaban el cortejo se acercaron y la procesión se detuvo.

Tomaron fotos a través de las ventanas de la carroza, donde el ataúd de la cantante estaba cubierto por hortensias azules y rosas rosadas.

Ruth O’Shea, quien había viajado a la ciudad costera de Bray, al sur de Dublín, con sus dos hijas, se echó a llorar al hablar de la importancia de O’Connor. Afirmó que “había significado el mundo” para ella.

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“Era tan rebelde, empoderadora e inspiradora, y mi madre odiaba que escuchara su música”, agregó O’Shea. “Era simplemente brillante: la amaba, y luego mis hijas, supongo que por ósmosis, porque escucharon su música desde pequeñas. Ellas decían: ‘¡oh, Dios!, mamá está escuchando a Sinéad O’Connor, obviamente tuvo un día difícil’. Ella sólo me dio esperanza. Y simplemente la amaba”.

La cantante, de 56 años, fue encontrada inconsciente en su casa de Londres el 26 de julio. La policía no reveló la causa de su muerte, aunque señaló que no era sospechosa.

Su familia invitó al público a rendirle honores durante el cortejo fúnebre.“A Sinéad le encantaba vivir en Bray y su gente”, contó en un comunicado. “Con esta procesión, a sus familiares les gustaría reconocer la efusión de amor por ella de parte de la gente de (el condado de) Wicklow y más allá, desde que se fue… para ir a otro lugar”.

Los fanáticos colocaron notas escritas a mano y flores bajo una cadena alrededor de un poste de granito en la entrada de su antigua casa, agradeciéndole por compartir su voz y su música. Un letrero enumeraba las causas que había apoyado la cantante, incluyendo la acogida de refugiados.

“Gracias por tu corta y especial vida”, se leía en una nota. “Se fue demasiado pronto”.

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Extraordinario rango emocional

O’Connor, mezzosoprano con una voz que abarcaba varias octavas y un extraordinario rango emocional, reconocible por su cabeza rapada, comenzó su carrera cantando en las calles de Dublín y pronto saltó a la fama internacional.

Se convirtió en una sensación en la década de 1990 con su versión de la balada de Prince Nothing Compares 2 U, que encabezó las listas de éxitos de Europa a Australia.

Fue una crítica de la Iglesia católica romana mucho antes de que generalizaran las denuncias de abuso sexual del clero. Generó escándalo en octubre de 1992 cuando rompió una foto del Papa Juan Pablo II durante una actuación en vivo en Saturday Night Live, de NBC, en la que denunció a la Iglesia como el enemigo.

También habló abiertamente sobre su lucha con las enfermedades mentales. Cuando su hijo adolescente, Shane, se suicidó el año pasado, O’Connor tuiteó que “no tenía sentido vivir sin él” y pronto fue hospitalizada. Su último tuit, enviado el 17 de julio, decía “Para todas las madres de hijos suicidas”, y estaba vinculado con un mantra tibetano de compasión.

Desde su muerte, celebridades le han rendido tributo y la gente ha compartido sus actos de bondad.

Por AP

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