En La ilusión de la ligereza (Typotaller), Sidharta Ochoa propone un recorrido incómodo y necesario por las zonas más frágiles de la experiencia humana.
El libro, integrado por doce cuentos, no busca tranquilizar al lector ni ofrecer respuestas cerradas. Al contrario: cada historia deja una estela de preguntas, una sensación persistente de inquietud que obliga a detenerse, volver atrás y repensar aquello que solemos dar por sentado.
No se trata de terror en el sentido clásico, tampoco de horror explícito. Es algo más cercano a lo ominoso, a esa extrañeza que surge cuando lo familiar se vuelve perturbador.
Desde el inicio, la autora advierte que no le interesa encasillar su obra en un género específico.
“No me gusta calificarlos, estoy consciente de que mis cuentos se mueven en una frontera difusa donde confluyen el duelo, los secretos familiares, la ideología, la violencia y la cercanía con la muerte.
“Esa ambigüedad es, en realidad, uno de los grandes aciertos del libro: cada relato funciona como un espejo opaco en el que el lector reconoce fragmentos de la realidad contemporánea, tanto individual como colectiva”, explica.
Parte importante de La ilusión de la ligereza fue escrita durante la pandemia, un periodo marcado por el encierro, el silencio y el exceso de tiempo para pensar. Ese contexto se filtra en los cuentos como una atmósfera densa, donde los personajes se enfrentan a verdades que habían permanecido ocultas, incluso para ellos mismos.
En ese sentido, los personajes avanzan como si estuvieran en un proceso terapéutico involuntario.
Uno de los ejes más potentes del libro es su diálogo con la violencia cotidiana del país. Ochoa no recurre a grandes escenas espectaculares; prefiere mostrar cómo esa violencia se infiltra en la vida diaria, en las historias familiares, en los silencios heredados.
Para Ochoa, muchas de las creencias que consideramos sólidas y fundamentales terminan revelándose como construcciones frágiles. Los personajes persiguen esas certezas con devoción, solo para descubrir que se desmoronan. Sin embargo, la autora introduce un elemento clave: el humor y la ironía como posibles salidas.
“La ligereza es lo que puede salvar al ser humano de ser devorado por ese fardo”.
Un oficio incomprendido
La publicación de La ilusión de la ligereza marca también un momento importante en la trayectoria de su autora. El libro tardó casi 10 años en concretarse, un proceso atravesado por su intensa labor como editora.
Ochoa es fundadora y editora de un sello independiente, una actividad que, reconoce, le ha robado tiempo a la escritura, pero que también la apasiona profundamente. “La edición absorbe mucho tiempo”, confiesa, “por eso tardé tanto en publicar este libro”.
Esa doble condición de escritora y editora le ha permitido reflexionar sobre el lugar de la edición en México, un oficio que considera incomprendido y subvalorado.
Actualmente, prepara un libro sobre la historia de los editores, a los que define como los protagonistas invisibles del mundo literario.
Ochoa observa con atención el crecimiento de las editoriales independientes en el país y celebra su papel en la renovación del panorama literario.
Frente a un mercado dominado por grandes consorcios y figuras mediáticas, las independientes siguen siendo, para ella, un espacio de resistencia cultural.
Sidharta Ochoa ofrece doce cuentos que dialogan con la realidad política, social y emocional de nuestro tiempo, recordándonos que aquello que creemos firme puede ser apenas un espejismo, y que, a veces, solo la ironía y la lucidez nos permiten seguir avanzando.
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