Creador de Atotonilco abre su camino en el arte contemporáneo

Fabrizio Otamendi Servín, conocido como F0Z, busca consolidar una carrera artística que no solo exponga técnica, sino también memoria emocional. Foto: Cortesía

Creador de Atotonilco abre su camino en el arte contemporáneo

Actualmente expone en el Palacio de gobierno la pieza “Se supone que debería sentirme feliz, ahora no”

Dulce Castillo
Julio 5, 2025

Entre murales, grabados y reflexiones profundas sobre el paso del estudiante al mundo adulto, Fabrizio Otamendi Servín, conocido como F0Z, busca consolidar una carrera artística que no solo exponga técnica, sino también memoria emocional. A sus 25 años, este joven creador nacido en el Estado de México, pero radicado desde pequeño en Hidalgo, está construyendo una voz propia dentro del arte contemporáneo local.

Aunque su domicilio se encuentra en una comunidad a las afueras de Atotonilco el Grande, considera este municipio como su punto de referencia, el lugar desde donde ha crecido y creado. Estudió la licenciatura en Artes Visuales en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), en Real del Monte, y desde su egreso ha enfocado sus esfuerzos en producir obra, buscar convocatorias y mantenerse en movimiento dentro del ecosistema cultural de la entidad.

Actualmente se desempeña como artista independiente. Ha realizado encargos de pintura, dibujo y sobre todo murales, pero su interés apunta también hacia medios más complejos como el audiovisual y lo escultórico. “En este momento me dedico a producir desde lo que va saliendo, pero también mantengo mi línea personal de trabajo, mis propias investigaciones. Me interesa mucho desarrollar proyectos que vayan más allá de la obra decorativa”, explica.

Uno de esos proyectos es, precisamente, la obra que actualmente expone en el Palacio de gobierno: una pieza titulada “Se supone que debería sentirme feliz, ahora no”, compuesta por cuatro cuerpos levitando que representan una sola idea. El título, formulado como pregunta, habla de la transición emocional que muchos jóvenes experimentan tras egresar de la universidad, especialmente cuando se enfrentan a un entorno laboral incierto o excluyente.

“La obra surge de ese duelo simbólico que se vive cuando se deja la etapa estudiantil. No solo se acaba una rutina o un espacio, sino que también mueren ideas, vínculos, costumbres y hasta formas de ver la vida. Yo identifiqué 44 conceptos o cosas que sentí que perdía al salir de la universidad, y de ahí nacieron los cuatro cuerpos que componen la pieza: cada uno representa una muerte simbólica distinta”, detalla el artista.

Además de crear la obra desde una perspectiva personal, F0Z decidió invitar a varios compañeros a participar. Les pidió que escribieran cómo vivieron ellos ese mismo proceso. Esas reflexiones, cartas y pensamientos forman parte integral de la instalación: están inscritas en la parte posterior de los cuerpos, haciendo visible la experiencia colectiva detrás de lo que parece una expresión individual.

“Quería que no fuera solo mi historia, sino que hablara de algo más amplio. Muchos de mis amigos me dijeron que se sintieron igual: con miedo, tristeza, confusión. Quería que sus voces también estuvieran ahí”, explica.

Junto a esta instalación, el artista también expone otros cuatro grabados en el mismo edificio, lo que marca un paso importante para su visibilidad como creador emergente. Aunque es consciente de los retos que implica ejercer el arte como profesión, no deja de tener presente la convicción de que es posible abrir camino, aunque implique tocar puertas constantemente.

“Ser artista no es fácil. Hay muchas convocatorias, pero también mucha competencia. A veces parece que todo ya está ocupado. Y, además, existe poca educación cultural sobre lo que implica el arte: cómo debe pagarse, cuál es su valor real. Para mucha gente, el arte todavía se ve como algo decorativo o innecesario, y no como lo que es: un pilar fundamental para la vida y para la sociedad”, comenta.

Sobre su origen como artista, no identifica un momento claro que marcara su vocación. “No hay un instante específico. Más bien fue la curiosidad. Desde niño dibujaba, modelaba plastilina, creaba cosas. Mis papás me decían que lo hacía bien, que siguiera, y creo que eso fue muy importante. Continué simplemente porque me gustaba hacer cosas. No solo arte en un sentido estricto, sino jugar, explorar, imaginar”, recuerda.

Aunque por ahora se mantiene como artista independiente, no descarta la posibilidad de combinar su producción con otro tipo de empleo si es necesario. Sin embargo, deja en claro que su intención es nunca abandonar la creación artística. “Pase lo que pase, mi idea es seguir haciendo. Aun si tengo que trabajar en otra cosa, no dejaré de producir”, afirma con convicción.

Finalmente, F0Z lanza un llamado a dignificar la labor de los artistas visuales y a abrir más espacios y oportunidades reales para quienes egresan de las escuelas de arte. “Hay muchos allá afuera que están buscando su lugar. El arte también es una carrera seria, profesional, valiosa. Solo necesitamos que nos vean, que nos escuchen y que nos den las condiciones para desarrollarnos con dignidad”.