Pocas veces los gobiernos apuestan al transporte público como un instrumento para la inclusión social y para promover la igualdad de oportunidades.
Hoy la administración de Julio Menchaca está a tiempo de revertir el deterioro que enfrenta el sistema de transporte estatal con el apoyo del Banco Mundial, un organismo internacional que tiene como finalidad apoyar ese tipo de proyectos.
El pasado miércoles 9 de abril el gobernador Julio Menchaca declaró que su administración no está en posibilidades de comprar, al menos por el momento, autobuses eléctricos para el Tuzobús, sistema que desde su inauguración, en agosto de 2015, no ha renovado su parque vehicular.
El mandatario argumentó que para la adquisición de nuevos autobuses se formó un comité conformado de varias dependencias estatales que ya visitan a distribuidores de autobuses para lograr la mejor adquisición en el mercado.
Se entiende que el mandatario argumente motivos económicos para descartar la compra de camiones eléctricos, pero quizá debería explorar otras opciones para aprovechar la oportunidad que implica renovar el parque vehicular del Tuzobús por primera vez desde hace una década.
Su equipo no debe ir tan lejos, basta que vean lo que ha hecho la Ciudad de México a lo largo de los años, con el acompañamiento del Banco Mundial.
Desde 2002, el gobierno perredista de la capital del país gestionó con el Banco Mundial recursos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) para financiar el desarrollo de una Estrategia Integral de Transporte Sustentable, que no es otra cosa que el sistema Metrobús.
No solo en ese año, en 2010 el Banco Mundial apoyó el desarrollo de la Línea 4 del sistema de Bus Rapid Transit (BRT) de la capital del país, que desde entonces puso a circular autobuses híbridos.
Esa misma institución apoyó, no solo con financiamiento, sino con asesoría técnica, al sistema público de bicicletas denominado Ecobici.
El gobierno de Hidalgo tal vez debería apostar a la asesoría técnica y financiamiento del Banco Mundial, sobre todo teniendo en cuenta que el rubro del transporte estatal enfrenta un serio rezago.
No solamente para renovar el Tuzobús, cuyo parque vehicular está envejecido y es insuficiente, sino para mejorar el sistema de transporte convencional, cuyas unidades ofrecen el servicio en condiciones precarias e inseguras, por decirlo suavecito.
Hoy Hidalgo es un estado sede de grandes proyectos de transporte e infraestructura que proyectan a la entidad en el plano nacional. No es descabellado pensar que el organismo financiero internacional pueda financiar un proyecto como la renovación del Tuzobús.
No solo eso, a una década de distancia, el sistema podría ampliarse a otras rutas troncales, por ejemplo una que conecte el poniente con el oriente de la capital hidalguense.
El gobierno de Julio Menchaca llegará en septiembre a la mitad de su gestión, y aún es tiempo de que apueste por grandes proyectos.
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