Atravesar México, es más difícil que cruzar la Selva: migrantes

Migrantes de Venezuela en su largo camino a la frontea. / Foto: Joselyn Sánchez

Atravesar México, es más difícil que cruzar la Selva: migrantes

Migrantes venezolanos narran lo difícil que es cruzar México para llegar a la frontera con Estados Unidos.

Joselyn Sánchez
Febrero 4, 2025

“La selva es dura, pero más duro es México. Llegar a la frontera no solo implica migración, también están los cárteles, que secuestran gente”, relató Andrés, un venezolano que dejó su país en busca del “sueño americano” y que, debido a las políticas migratorias de Donald Trump, decidió regresar a la Ciudad de México para esperar.

El camino fue difícil. Andrés salió de Venezuela debido a la situación de violencia y crisis política que atraviesa su país, pero nunca imaginó lo que encontraría en el trayecto. Según contó, cruzar la selva del Darién fue una de las experiencias más duras para los migrantes.

Sin embargo, pensó que al llegar a México la situación mejoraría, pero no fue así. Para él, cruzar el país resultó aún más complicado que atravesar la selva, ya que los operativos del Instituto Nacional de Migración (INM), son constantes. Y si logra evadirlos, aún queda el peligro de los cárteles, que secuestran migrantes y, en muchos casos, nunca se les vuelve a ver.

“Salí con compañeros en caravana desde Tapachula (Chiapas) y llegamos caminando hasta La Ventosa (Oaxaca). De ahí, fui avanzando de combi en combi, vendiendo paletas en cada pueblo”, relató Andrés.

Explicó que tardó aproximadamente un mes en llegar a la frontera norte, pasando por Hidalgo, donde se refugió en el albergue “El Samaritano”, en Atitalaquia. Después, llegó a Matamoros (Tamaulipas), donde fue detenido por agentes migratorios y deportado en avión a Villahermosa (Tabasco). A principios de enero, intentó de nuevo su travesía y logró llegar a Ciudad Juárez.

Una vez ahí, le informaron que su cita para solicitar refugio por la violencia en su país había sido cancelada. Ante esto, decidió regresar a la Ciudad de México para buscar trabajo mientras espera la resolución de su permiso de entrada a Estados Unidos. No obstante, con las políticas migratorias actuales, ve complicado su ingreso.

Pese a todo, Andrés no pierde la esperanza. Hace unos días volvió al albergue “El Samaritano”, en Atitalaquia, para pedir comida y descansar antes de continuar su viaje a la capital, donde espera encontrar empleo y garantizarse una estancia digna en México mientras resuelve su situación migratoria.