Antifederalismo electoral
Desde lo Regional
Por donde se le quiera ver, la decisión del Instituto Nacional Electoral, INE, que modifica la integración del Consejo General del Instituto Estatal Electoral generó situaciones que reflejan un ánimo en total desapego al sentido de nuestro sistema federal.
Me alejo del aspecto jurídico. No me referiré al motivo de la destitución ni al procedimiento que lo resolvió en primera instancia. Entiendo que aún falta su estudio en los tribunales, que pudiera variarlo. Si en ello también hay una perversión del modelo federal, deriva de las reformas constitucionales que dejaron en calidad de incapaces a las entidades federativas, para resolver su funcionamiento electoral, al amputárseles sus facultades para trasladarlas al Senado de la República y al INE. No es el tema a tratar aquí, pues mientras esas normas no se modifiquen seguirán aplicándose.
Propongo ver el problema desde dos planos, el federal y el local, de tal forma que apreciemos lo que pasó concretamente en el Consejo General del INE, y después el efecto en su similar local.
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Por las notas periodísticas y los comunicados correspondientes sabemos que por mayoría, en uso de sus facultades, el órgano superior del INE votó la destitución de la consejera presidenta y un consejero del órgano electoral hidalguense, en consecuencia del procedimiento administrativo iniciado con motivo de las elecciones de ayuntamientos y para renovar el Congreso local. El problema se presentó cuando esta decisión debía tomarse, precisamente, en medio del proceso para elegir gobernador, cuyas elecciones se efectuarán el primer domingo del próximo junio.
Cierto es que no puede condicionarse el funcionamiento de una institución, a la situación personal de nadie. Sin embargo no es algo que deba dejarse sin valorar. Eso fue lo que hicieron las y los consejeros del INE. Salvo los argumentos de la consejera Adriana Favela, quien bien advirtió los riesgos, no hubo más. Dicho de otra manera: poco importó al órgano nacional la excepcional realidad local.
¿Qué pasó de este lado? Lo mismo. Pero más lamentable por tratarse de la institución afectada. Los comunicados emitidos para dar cuenta de lo resuelto y lo procedente, evidencian el desdén con el que se acató la instrucción, sin el menor pudor. Parece que ni de lejos vieron en el Consejo local la excelente oportunidad de rescatar los principios federalistas para fortalecimiento de una institución que sirve, primordialmente, a la ciudadanía hidalguense, independientemente de su funcionamiento orgánico.
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No sugiero desacato ni afrenta ante la decisión legal. Digo que este hecho, inédito en Hidalgo, por su trascendencia debió verse mucho más que mero trámite administrativo. La obsecuencia –para muestra un botón- no permitió una mínima expresión de solidaridad o reconocimiento al trabajo de las personas destituidas, de parte de sus colegas. Ni siquiera eso.
Todo apunta a la erosión, en el centro y las entidades federativas, del sistema federal mexicano. Allá ha sido una constante, no asombra. Acá también y no preocupa. Si es así en las instituciones de dos órdenes constitucionales, qué piensan de ello el municipal y, principalmente, la ciudadanía. Temo similar respuesta.
Salido del ámbito electoral, el mensaje sugiere dos lecturas: las y los consejeros electorales conforman una burocracia mecánica, que funciona a rajatabla sin la sensibilidad ciudadana de su naturaleza. Otra, vamos en ruta francamente antifederalista. ¿Alguna menos pesimista?
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Felicidades por la disertación con un enfoque de Federalismo Electoral. Nuestra materia gris local en periodismo o academia no dan visos de análisis.
También dimensionar los cortos alcances de auto pronunciamiento individual o colegiado de la burocracia electoral local y federal desde su perspectiva visceral al no reconocer un trabajo ejercido por el OPLE , con independencia de si se incurrió por acción u omisión en faltas electorales que socaven la legitimidad, credibilidad e imparcialidad del OLPE.
Parece confirmarse que en toda estructura burocrática se replica la máxima de los núcleos puros de poder, «Viva el Rey Muera el Rey».
Lo preocupante será que este caso de Hidalgo sea un insumo para una Reforma Electoral en ciernes que concentre monopólicamente en la federación la organización e instrumentación de procesos federales, dejando a las entidades federadas en un papel de discapacidad democrático electoral.