Análisis equilibrado

Historias que contar

Jorge Zepeda Patterson, originario de Mazatlán (24 octubre 1952) es economista, sociólogo y suma estudios en Ciencia Política. Es reconocido por su objetividad y en sus opiniones como periodista. En 1999 obtuvo el Premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia. Este 2023, en marzo, se publicó la primera edición impresa de su libro La Sucesión 2024, con un agregado en el título, Después de AMLO, ¿Quién?.

Presenta en su equilibrado juicio, algunos aspectos de quienes hoy están aún como precandidatas en la búsqueda de la presidencia de la República: Claudia Sheinbaum, con el añadido, Venturas y desventuras de la favorita. Asimismo, también Xóchitl Gálvez, El desparpajo con causa.

Explica de la primera que no tiene nada de raro que el obradorismo de izquierda considere a Sheinbaum su candidata natural y a diferencia de otros personajes “quienes entraron a la política de mano del PRI”, ella lo hizo desde el activismo universitario y a contrapelo de ese partido. Nunca ha sido de otra cosa que de izquierda. En cierta forma aún antes de nacer.

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“Sus abuelos paternos, judíos askenazis, procedían de Lituania y llegaron a principios del siglo XX huyendo de la discriminación y la pobreza; sus abuelos maternos, judíos sefardíes, vinieron de Bulgaria huyendo de la Segunda Guerra Mundial”.

De sus padres, cita, eran de formación y construyeron un hogar progresista y laico, en el que la ciencia dejó poco espacio al culto religioso. Padre y madre nacieron en la Ciudad de México y estudiaron en la UNAM; ella, Annie Pardo Cemo, dedicada a  la biología, y él, Carlos Sheinbaum Yoselevitz, ingeniería química, primero en la Universidad de Guadalajara y después en la UNAM. La familia acostumbró a los hijos a viajar por el país visitando sitios arqueológicos y buscando huipiles que la madre coleccionaba.

Claudia estudió primaria en la escuela privada laica Manuel Bartolomé Cossío, inspirada en el método educativo Freinet. Después, a los 27 años obtuvo título de licenciada en Física.

De su contacto con Andrés Manuel López Obrador, el escritor refiere que éste, como jefe de Gobierno, en breve conversación, la incorporó a su equipo, identificada ella en los planteamientos de quien es hoy mandatario de la nación.

Sobre Xóchitl Gálvez, Zepeda Patterson discierne: “…es panista, pero se parece muy poco a los panistas; es de origen indígena pero nadie podía adivinarlo por el contraste con la imagen que se tiene de los pueblos originales; se presenta como una científica seria pero es capaz de meterse en una botarga de dinosaurio y convertir en circo el recinto de la Cámara. Es mal hablada, le va furibundamente al Cruz Azul y busca ser mencionada en las listas de aspirantes a la presidencia como guiño para quedarse con la candidatura a gobernar la Ciudad de México”.

Su carrera pública arrancó en 1995 a los 32 años, al crear la Fundación Porvenir y así apoyar a niños con desnutrición en zonas indígenas.

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Ya era ingeniera en computación. Contó: “En eso andaba cuando me descubrió Vicente Fox”. Ya en el 2000 era titular de la Comisión de Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Lo hizo bien y se juzgó que estaba lista para ser profesional de la política.

Nació en Tepatepec, Hidalgo el 22 de febrero de 1963. Su padre, de ascendencia otomí, y su madre, mestiza, formaban familia de limitados recursos.

A Xóchitl le encantaba la escuela, fue alumna de 10. Vendía gelatinas hasta que un tío le dijo: “yo la vendo, tú vente a la escuela”. Así ingresó a secundaria. Bachillerato lo terminó con honores y académicamente adelante “estudio computación porque quería impresionar a un chavo guapísimo”.

Sus habilidades profesionales se solidificaron con natural talento para las relaciones públicas. Siguió en su marco de actividades en la política, hasta situarse, como parte de la oposición en aspirante a suceder a AMLO.

En eso está, en eso anda. Su cercano destino es todavía un enigma.

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