Exploding Topics informó en 2025 que se estima que hay alrededor de 1.12 billones de sitios web en el mundo, de los cuales sólo una pequeña fracción (aproximadamente 17.32%) está actualmente activa. Estos datos me han hecho pensar en ¿Cuál es el impacto real de una noticia de un portal de noticias en una localidad, supongamos de menos de 300 mil habitantes? ¿Cuál será su verdadero rango de impacto en la opinión pública de esa misma muestra? ¿Existirá verdaderamente un cambio en la percepción de la gente que recibe las noticias o será sólo material para el olvido?
En un artículo del portal Acento, Liza Mavel Collado cita a Silvio Waisbord, profesor de las cátedras de Media & Public Affairs, en George Washington University, señalando que el académico dice: “(…) en las redes sociales circulan cantidades sin precedentes de datos, información, mentiras, conspiraciones, memes, twits, ideas, noticias y bulos que se multiplican de forma exponencial y constante. La sociedad digital no es pluralista ni equilibrada en términos de la presencia y el poder de las diferentes fuerzas sociales e ideas, considerando la concentración del uso de plataformas y la economía política de la información pública”.
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Para Marian Alonso González, “la crisis económica global y el progresivo deterioro de la legitimidad de los intermediarios establecidos (políticos y periodistas) favorece, como afirman Tascón y Quintana, el desarrollo de un ciberactivismo cuyos objetivos apuntan a las bases mismas de un sistema decadente: bancos, partidos y medios de comunicación. Este ciberactivismo pretende la visibilización de problemáticas que no están en la agenda pública, y utiliza las plataformas y redes digitales para dar a conocer su protesta, buscar aliados y enfrentarse a antagonistas hasta hace poco inalcanzables.
Alonso abunda al respecto afirmando que “las herramientas digitales crean grupos de pertenencia que condicionan las conductas, ya que crean corrientes de opinión ampliamente aceptadas, y ello debido a dos mecanismos convergentes enunciados por Carl Sunstein: el efecto cascada y la polarización de grupos.
El efecto cascada hace que la señal se refuerce cuanta más gente la recibe, hasta llegar a un punto en que es casi imposible resistirse a ella. Por su parte, la polarización de grupos es una forma de asimilación tendenciosa de la información porque proviene de personas de mentalidad afín o con intereses compartidos; es decir, “nuestras opiniones se fortalecen y hacen más extremas cuando las compartimos con personas afines y estas nos las corroboran, pero también cuando las discutimos con quienes discrepamos afianzándonos de nuevo en su error y en nuestro acierto”.
Un estudio del MIT señaló que la probabilidad de que alguien reenvíe una noticia falsa de internet sea un 70% mayor que si fuera cierta. El estudio se centró en que “existe preocupación mundial por las noticias falsas y la posibilidad de que influyan en el bienestar político, económico y social. Para comprender cómo se propagan las noticias falsas, se utilizó un conjunto de hilos de conversación de rumores en Twitter entre 2006 y 2017.
Aproximadamente 3 millones de personas difundieron unos 126,000 rumores. Las noticias falsas alcanzaron a más personas que la verdad; el 1 % de las cascadas de noticias falsas más importantes se difundió a entre 1,000 y 100,000 personas, mientras que la verdad rara vez se difundió a más de 1,000 personas. La falsedad también se difundió más rápido que la verdad. El grado de novedad y las reacciones emocionales de los receptores podrían ser responsables de las diferencias observadas. Este estudio podría resumirse en una sola frase: amamos el rumor aunque no siempre sea cierto.

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