Al minuto 99, Palmeiras ganó la Copa Libertadores
Río de Janeiro. Cuando su carrera como futbolista profesional despuntaba, Abel Ferreira también dictaba clases. Estudioso desde sus tiempos de pantalones cortos, el entrenador portugués supo revitalizar y enseñar sus creencias en el Palmeiras y llevó este sábado al equipo verde a su segundo título de la Copa Libertadores.
La tranquilidad de profesor pensante la dejó en casa en la final de la Libertadores, cuando estalló con el gol in extremis ante el Santos, que le dio la segunda Libertadores al Palmeiras.
«Es un técnico muy inteligente, muy sagaz, lo admiro. Nos ayudó mucho a tener una familia aquí adentro. Su llegada fue esencial para estar en la final de dos campeonatos», la Libertadores ante Santos y la Copa de Brasil contra Gremio, dijo a la AFP antes de la final el juvenil Gabriel Menino, una de las máximas figuras del Verdao.
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Abel Ferreira, de 42 años, aterrizó en Brasil a principios de noviembre con un reto mayúsculo: reemplazar al exseleccionador brasileño y exentrenador del Real Madrid, Vanderlei Luxemburgo, en Palmeiras, uno de los equipos más poderosos del gigante latinoamericano.
Luxemburgo tuvo problemas para engranar la valiosa materia prima de un equipo que hoy pelea en tres frentes: Libertadores, Copa local y Liga, aunque en esta última con menos posibilidades.
El luso, por su parte, supo compenetrar hombres experimentados, en los que se respaldó su antecesor, con una talentosa camada de juveniles, un poco obviada por el anterior mandamás.
«Se enfoca bastante en la cuestión táctica y la estrategia de juego. Entrenamos bastantes cosas específicas, cómo atacar, cómo defender, cómo pararnos en las pelotas paradas. Hoy entramos en el campo sabiendo al 100% cómo jugar», explicó el atacante Gustavo Scarpa a ESPN.
De la cancha al banquillo
Antes de adueñarse de los banquillos, Abel Ferreira fue un lateral derecho de cinco pulmones que en ocasiones ofició de volante. Su apellido aparece grabado en las camisetas del Penafiel, Vitória Guimaraes, Sporting Braga y Sporting Lisboa, donde se retiró en 2011.
Desembarcó en la primera división lusa tras hacer las inferiores en el modesto equipo de su ciudad, el Penafiel FC. Lo hizo recién iniciado el siglo y a la par de que el brasileño Paulo Autuori aterrizaba en la dirección técnica del Vitória.
Para la época, Ferreira viajaba a la vecina urbe de Felgueiras a estudiar educación física en el Instituto Superior de Ciencias Educativas (ISCE). En su último año universitario hizo pasantías como docente de secundaria.
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«A Abel se le notaba ya ese gusto por ser director técnico. Se veía que tenía esa pasta de entrenador, porque cuando terminábamos cada partido lo hablábamos, lo analizábamos. Le gustaba hablar de tácticas, de formaciones, de cómo tenía que jugar el equipo», explicó el volante argentino Leandro Romagnoli, con quien compartió en Lisboa, al diario argentino La Nación.
Dos años después de colgar los botines empezó su periplo como entrenador. Primero con el Sporting de Lisboa B y después con el Braga, de donde voló para Grecia. Con el PAOK Salónica hizo ruido en Brasil al eliminar en septiembre en fases previas de Champions al Benfica de su compatriota Jorge Jesús, con un exitoso pasado reciente en el Flamengo.
Formador
Los tres equipos que dirigió antes de llegar al Palmeiras, reconocido como el club de la colonia italiana en Brasil, no alzó ningún título, pero pulió a numerosos jugadores de las divisiones menores.
En su patria le reconocen haber potenciado a los internacionales Dyego Sousa y Francisco Trincão. En Grecia a Christos Tzolis, Georgios Koutsias y Giannis Michailidis. Y en Brasil a Menino, Patrick de Paula, Danilo y Gabriel Veron.
«Todos estamos empeñados, el profesor nos facilita mucho las cosas», afirmó el artillero Rony.
Ferreira se convirtió este sábado en el tercer campeón europeo del torneo luego del croata Mirko Jozic (en 1991, con Colo Colo) y el ‘flamenguista’ Jorge Jesús (2019).
«No hago otra cosa sino querer ser mejor todos los días, como hombre y como entrenador, en mejorar a mis jugadores y en estudiar el fenómeno (del fútbol)», sentencia el profesor en tono de cátedra.