«Además de vitrina de la opulencia, la moda mexicana es espejo social»

Las crónicas de Carlos Monsiváis son el hilo conductor y eje curatorial de la exposición Pasado de moda, pasarela de estilos en México, donde la ropa es presentada no como accesorio, sino como protagonista discreta y espejo de la sociedad.

En las salas 1 y 2 del Museo del Estanquillo. Colecciones Carlos Monsiváis, la narrativa y objetos artísticos describen a la moda nacional a través de la mención de marcas, diseñadores, materiales y siluetas que definieron épocas; en otras, sutilmente transporta al visitante a momentos históricos mediante un detalle de vestuario.

Desde los grandes diseñadores hasta las tendencias efímeras, desde las estrellas del cine y el teatro hasta las costureras anónimas que tejieron la identidad nacional, la exposición presenta un cruce inédito de caminos, donde bien conviven el traje de novia con el de china poblana, las tiples con los punks, las estrellas de cine con las modistas y los charros con los cholos, explicó Gustavo Prado, curador, junto con Arturo Rico.

La muestra consta de cerca de 500 piezas, entre óleos, dibujos, revistas, vestimenta, accesorios, fotografías y objetos publicitarios. Se busca reivindicar a la moda nacional como espejo de la sociedad y no sólo como escaparate de la opulencia, subrayó Prado.

De manera cronológica, en diferentes módulos se describe la historia del vestir, con obras de artistas plásticos, ilustradores y fotógrafos como Miguel Covarrubias, Adolfo Best Maugard, Andrés Audiffred, Alberto Issac, Ernesto García El chango Cabral, Nacho López, Héctor García y Bob Schalkwijk; así como de pioneros de la moda, como Julio Chávez, vestuarista de la Época de Oro del cine nacional; Ramón Valdiosera, inventor del rosa mexicano, y Jorge García Cárdenas, conocido como Mitzy.

Constructora de identidad

Sobre el origen de la exposición, Gustavo Prado comentó que se dio hace una década, luego de que elaboró el documental y el libro Mextilo: Memoria de la moda mexicana. Con este antecedente y como investigador que ha abordado los temas de la moda como fenómeno cultural, se visualizó esta muestra, donde no hablamos del lujo ni de los vestidos de noche, sino de la moda como constructora de la identidad mexicana.

Puntualizó: “Ahora, 10 años después decidimos revisar el tema a partir de la mirada de Monsiváis y tras visitar sus acervos, retomamos lo que era referencial a la idea de construcción de identidades, pero a través de la vestimenta, el estilo, así como de las ropas folclórica, típica y cinematográfica. Monsi es una luz que alumbra la cultura mexicana, pues ningún tema le es ajeno y en libros como Escenas de poder y liviandad habló de la flor más bella del ejido, de la quinceañera, del charro, de la yuxtaposición de lo que sería lo urbano, las flappers, las pelonas. Con ese espíritu recorrimos decenas de miles de objetos que están en el archivo y a partir de ahí se hizo la selección”.

Estas 500 piezas, destacó el curador e investigador, abordan algunos de los temas fundamentales que rodean la existencia del Museo, la mirada de Monsiváis y el sentido de identidad. El Estanquillo está en el Centro Histórico, que es la primera coordenada donde se da la vida comercial de la urbe y del país; aquí estaban las tiendas de ropa y telas; y este edificio en algún momento fue una joyería.

Así es como vamos construyendo desde los pachucos hasta la identidad urbana, para llegar a lo que fue la representación fílmica y las identidades en transición, con todas estas cuestiones de género y cómo fueron reflejadas en el siglo XX a través de obras de Héctor García, Álvarez Bravo, Graciela Iturbide y Adolfo Patiño, que junto con Roberto Montenegro y Adolfo Best Maugard son probablemente lo más importante que tiene la plástica mexicana en la actualidad.

Entre las cédulas informativas de la muestra se lee: La indumentaria, más allá de ser una mera representación de nuestra identidad, actúa como una poderosa manifestación de nuestros anhelos y aspiraciones. En México, con profundas raíces conservadoras, la vestimenta trasciende lo funcional para convertirse en lenguaje visual, una declaración que sustituye palabras por prendas y accesorios.

A través de su mirada crítica y sus colecciones, Monsiváis nos regaló un retrato de la vestimenta mexicana, demostrando que más que un lujo reservado para unos cuantos, la moda es una manifestación cultural omnipresente, un testimonio palpable de lo que somos y de lo que fuimos, señala la muestra que estará hasta enero próximo en Isabela Católica 126 esquina Madero, Centro Histórico.

Fuente
La Jornada
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