Odio y rencor epistolar para el siglo XXI

Circo Sónico

La heroína es al crack lo que la literatura al Twitter, otra historia. Lo digo por todo lo que se dice. En el fondo, los auténticos drogadictos lo hacen porque no quieren parecerse a nada”.  Es una frase que se encuentra en las primeras páginas de Querido Comemierda, la novela más reciente de la francesa Virginie Despentes, una escritora que es puro nervio y una ametralladora a la hora de fusilar a la sociedad contemporánea.

Me interesa cerrar el año con una columna potente y recia; y es por ello que me decanto por otra cita: “Desde mi juventud en la heroína, conservo un desprecio enorme por quienes usan drogas legales -alcohol o somníferos-, lo mismo que por quienes gustan de las drogas blandas. Algo parecido a como deben despreciar los gatos a los perros cuando los ven buscando la caricia humana”.

Quien habla es una afamada actriz francesa que roza la cincuentena y que atraviesa una crisis laboral mientras transcurre la pandemia; por alguna razón ha entrado en contacto epistolar con un escritor famoso que está siendo hecho trizas por el #Me Too y que opta por rehabilitarse como parte de su estrategia de defensa; ambos se conocían desde que eran jóvenes y todavía no les llegaba la fama, pero se reencontraron inesperadamente.

Al principio, la relación parece tirante y llena de odio entre los dos, mientras que reservan el rencor para la sociedad contemporánea -especialmente la francesa, pero arrean parejo-; de allí el título: Querido Comemierda. Pero poco a poco van construyendo una relación de comprensión ante sus adicciones y respectivos desplantes ante la medioesfera.

Los personajes de la novela de Despentes se completan con la hermana del escritor y con otra mujer, apodada Zoé Katana, quien sufrió acoso de parte del novelista mientras le llevaba la comunicación y que luego se convirtió en una feminista radical que es tanto apoyada como perseguida en las redes sociales.

La historia avanza entre emails de ida y vuelta, el deseo de reconstruirse y el parón de la vida pública que trajo consigo el Covid-19; luego el mundo arranca de nuevo y Oscar -el escritor- se convierte en un mejor padre (de una adolescente) y se atreve a montarse una relación con una mujer más joven que él y que lo pone frente a una realidad muy distinta a la suya: “…dice al final me haré acab y yo le pregunto acab qué significa y ella dice son los que piensan que “all cops are bastards”. La chica que te digo, de todo lo que me parece molesto dice que “le da cringe”, y también dice esto o aquello “está fachero”, y sus palabras entran en mi boca y por primera vez en mi vida tengo la edad de preguntarme si cuando también yo digo esas cosas no estaré siendo un viejo que se hace el cool”.

¡Vaya que el presente genera ansiedad y comezón existencial! Sin duda vale la pena que la literatura ponga el dedo en la llaga y provoque ardor… incomodidad, autocrítica. Hicieron bien en definir a Querido Comemierda como una novela de rabia y consuelo…  tras largos años de excesos y vértigo no les queda sino buscar la redención, el problema radica en si existe la posibilidad de alcanzarla.

Una vez más, Despentes alebresta al gallinero social y levanta polémica, esta novela se agrega a una obra con libros tan relevantes como Fóllame, Perras sabias y la trilogía Vernon Subutex, además de su ensayo Teoría King Kong -que es toda una referencia-.

No queda sino regodearse en una historia que contiene pasajes tan implacables como el que nos servirá de cierre: “Leí lo que publicaste en tu cuenta de Insta. Eres como si una paloma me cagara en el hombro: una inmundicia asquerosa”.

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