15 de junio, día mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez
In principio erat Verbum
La pandemia originada por el virus SARS-CoV-2, ha puesto de manifiesto no solo la fragilidad de los sistemas económicos de salud y de educación; sino que además la tolerancia, la solidaridad y por supuesto la compasión, han sido altamente cuestionados y puestas a prueba.
No podemos olvidar que cuando la crisis comenzó, la xenofobia se detonó como en muchos años no sucedía, incluso el rechazo y las agresiones hacia personas de ascendencia asiática se hicieron muy marcados y se viralizaron en redes sociales.
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Sin embargo, la violencia y el abuso también alcanzaron a un grupo en específico: los ancianos, y es que de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas, además de que la mayoría de las muertes registradas sucedieron en ese colectivo, la crisis generada por la pandemia ha expuesto y profundizado la falta de protección de los derechos de las personas mayores.
Las agresiones que viven millones de ancianos alrededor del mundo puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; violencia por razones económicas o materiales, abandono, desatención, y menoscabo grave de la dignidad y/o falta de respeto.
No se puede omitir que con el crecimiento de este sector poblacional, el abuso financiero se ha convertido en un serio problema, además de que es difícil de detectar, este tipo de maltrato puede conllevar el ignorar el pago de responsabilidades de los adultos, la mala administración de bienes y/o pertenencias o fraudes a los sistemas de atención médica.
Pero, sobre todo, la ONU menciona que aunque nos duela reconocerlo se ha demostrado la forma en la que la discriminación relacionada con la edad crea y exacerba la pobreza y la marginación, y cómo amplifica las amenazas a los derechos humanos.
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Las cifras son devastadoras, la Organización Mundial de la Salud menciona que en el último año, aproximadamente una de cada seis personas mayores de 60 años sufrieron algún tipo de abuso en entornos comunitarios, además de que, las tasas de maltrato hacia ellas son altas en instituciones como residencias de ancianos y centros de atención de larga duración: dos de cada tres trabajadores de estas instituciones indican haber infligido malos tratos en el último año.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores deben de atenderse bajo el conocimiento del contexto cultural que se vive además tiene que considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural.
Es probable que lo que más lacere sea la discriminación y la exclusión social, y aunque no podemos negar que las funciones psicomotoras o las habilidades pueden verse disminuidas, debemos continuar cambiando de paradigmas y estableciendo nuevas líneas de crecimiento que les permitan sentirse integrados.
El trato digno, el amor y el respeto no tienen fecha de caducidad, nada tiene que ver la edad, sino los buenos recuerdos, la paciencia cuando la requerimos, el abrazo sincero cuando nos sentimos asustados o las palabras de aliento cuando creímos que no podíamos más. En una era donde en muchas ocasiones se privilegia lo material, no olvidemos que es gracias a ellos que hoy tenemos una oportunidad para cambiar nuestro presente y futuro.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política, Religión y Educación.
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