¿Y si no gana “Juntos hacemos historia”?
El Surtidor
En el año 680 antes de Cristo, en el reino de Lidia, lo que ahora conocemos como Turquía, se dio el génesis de las monedas. Sin embargo, no siendo las monedas un invento romano y a pesar de que el azar es casi innato, se cree que el origen del “cara o cruz” tiene sus primeras referencias en esta civilización con los documentos que hacen alusiones al juego “capita aut navia” o “navia aut caput”, cabeza o barco, que es como estaban decoradas sus monedas, siendo la primera la del dios Jano, con dos cabezas, y un barco de lado opuesto. Esto quiere decir que si pensamos en el tiempo transcurrido desde entonces, son incuantificables las decisiones que en la historia de la humanidad han sido tomadas con base en el resultado de arrojar al aire una moneda.
Traigo a colación esto porque a unos cuántos días que terminen las campañas electorales en Hidalgo, he pensado en: ¿cuántas serán las personas que tomarán su decisión con un juego de azar?¿Qué pasará si por algún motivo no gana la fórmula “Juntos hacemos historia” de Morena-PT-PNAH?
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Estoy seguro que algún desconfiado también ha extendiendo sobre la mesa de los supuestos la victoria de “Va por Hidalgo” (PRI-PAN-PRD). Qué, así como sucede en el mundo ficticio del Universo Marvel, existen 14 millones de futuros posibles y en uno de ellos “los de siempre” ganan. Sin duda, si eso ocurre, dicho triunfo será una derrota para la democracia de Hidalgo.
Supongamos que eso ocurre, que ya sea por alguna artimaña o por apatía del electorado, los resultados de la jornada electoral no resultan favorables para la alternancia en Hidalgo. ¿Qué sucederá? La respuesta es sencilla: no pasará nada. Así, tajante, no pasará nada diferente a lo que se ha visto en 93 años. Seguiremos en esta senda que hemos caminado.
Quizá, el único cambio ocurrirá en una cacería de brujas que intentará borrar de un plumazo todo lo que pueda emparentar a la Gobernadora con el actual titular del ejecutivo. Después, la flamante mandataria enviará a la congeladora a todo aquel que públicamente o por omisión no trabajó para conseguir su reino. Una nueva nación de políticamente muertos caminará por las calles de la entidad. Y no encontrarán refugio alguno, ya habrá sido muy tarde para afirmar sus filiaciones al “sistema” que les dio todo.
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Los damnificados siguientes son los mandos medios que trabajan en las dependencias del gobierno estatal, ellos pagarán las consecuencias de no haberse definido para apoyar el aparato gubernamental que los obligaba al “compromiso institucional” de promover el voto. Irán sobre sus cabezas por no haber sido fieles.
El próximo objetivo militar será lavarse la cara de la corrupción, sacarán a la luz los muchos trapos sucios que encuentren, perseguirán funcionarios, simularán lo necesario, harán todo para hacer creer que el cambio sí ocurrió. Habrá prófugos, tal vez, alguno de los exsecretarios pise la cárcel, uno o dos chivos expiatorios, pero ellos, los de ahora y los de antes, aún tendrán sus arcas repletas. La loza del tiempo y el dinero sepultarán sus culpas y otra vez, no pasará nada.
Ahora bien, conocemos bien estas historias, las hemos vivido en la joven democracia de nuestro país, con estos antecedentes: ¿De verdad estamos seguros de seguir arrojando nuestro destino al aire?